22 de diciembre de 2017
El rango de temperaturas que se da en la Tierra va desde -80°C hasta 60°C. De ese inmenso rango de 140 grados centígrados, los seres humanos nos sentimos cómodos entre los 20 y los 30 grados. En los últimos 150 años, las investigaciones y los descubrimientos de unos pocos han fructificado en el desarrollo de sistemas de climatización, tanto de frío como de calor, que nos hagan la vida confortable en los ambientes más inhóspitos.
Combatir el frío
En el progreso para combatir el frío hemos pasado de lo más básico, que es hacer fuego para calentarnos, a lo más sofisticado, quemar combustible y aprovechar no solo la combustión, sino la condensación del agua resultante.
La empresa Mundo Junkers, proveniente de la alemana Junkers Flugzeug und Motorenwerke, lleva 120 años en el mercado proponiendo soluciones para calentar recintos. Puesto que vivimos en la era de internet, la era de interconexión, se puede contactar con esta empresa directamente para comprar calderas online, aunque puesto que son de una época en la que internet no existía, también puedes ir a una tienda de calderas Junkers a comprar la que más se adapte a tu caso.
La última tecnología en calderas es la llamada caldera de condensación, que utiliza un concepto similar al turbo de los coches, aprovechar no solo el calor de la combustión, sino el agua de condensación resultante de esa misma combustión. Las calderas de este tipo se conocen también como calderas murales de condensación.
Un modelo análogo es la caldera mural convencional, que sin aprovechar el fenómeno de la condensación, calienta a base de quemar el combustible con el que funcione, ya sea gasoil o gas natural.
Tanto estas calderas como las que comentamos a continuación pueden combinarse con tecnología de placas solares para sacar el máximo rendimiento a los recursos de climatización. Una buena instalación conseguirá dos objetivos fundamentales, uno mantener siempre la temperatura deseada dentro de la vivienda y otro ahorrar el máximo posible en el consumo.
Métodos para ahorrar
Ahorrar en calefacción pasa por tener un control estricto tanto de las entradas de aire frío y fugas de aire caliente, como del sistema inteligente que utilice la caldera para consumir el combustible solo cuando sea necesario.
Imagina una hoguera en el campo, el porcentaje de calor disipado es del 100%, puesto que no hay nada que lo retenga. Solo se puede aprovechar su calor acercándose lo suficiente al lugar mismo donde se encuentre la hoguera. Esos mismos troncos quemados en una instalación de calefacción basada en calderas de pie para carbón y leña durarían 10 veces más tiempo y calentarían una vivienda completa.
Una vez que la vivienda cuenta con los cierres adecuados en puertas y ventanas para que ni entre ni salga aire, el siguiente paso es contar con la electrónica necesaria que haga la gestión inteligente del consumo. Contado de una forma sencilla, el fabricante introduce un software en sus sistemas de calefacción que está conectado a unos sensores repartidos por toda la casa. Estos sensores pueden medir desde la temperatura ambiente en un punto hasta el caudal de agua que sale por los grifos. Una vez que el software recibe esas lecturas, realiza los cálculos oportunos para subir o bajar el consumo de combustible.
Además, estos modernos sistemas de calderas aprovechan la proliferación de la tecnología RF (como el wifi) para implementar unos paneles de control inalámbricos que permiten monitorizar el estado de la calefacción desde cualquier punto de la casa. La mezcla de todas estas tecnologías llevará al punto lógico en el cual se podrá controlar la calefacción de casa desde una aplicación instalada en el móvil. En la actualidad se pueden programar las calderas desde el panel de control inalámbrico para que funcionen según las pautas que necesiten los habitantes de la vivienda, de manera que estén inactivas cuando la vivienda esté vacía y se pongan en funcionamiento un rato antes de que los habitantes vuelvan, para que encuentren la casa caliente y confortable.
Toda esta gestión de la eficiencia energética tiene múltiples consideraciones positivas, las principales son el ahorro para los usuarios y el cuidado del medio ambiente, ya que se consume lo mínimo imprescindible y prácticamente no se liberan residuos.