23 de marzo de 2018
A partir del siglo XX, el calzado ha ido demandando un lugar dentro de la sociedad y cada grupo de individuos ha ido reclamando un tipo de zapato como bandera de su estilo de vida, convirtiéndose en algo más que un complemento o un elemento útil y llegando a ser un icono social.
Si hacemos un breve recorrido por la historia del calzado masculino y los grupos a los que han representado, aunque evidentemente no podamos hacer todas las paradas que hay en el camino en este breve peregrinaje, nos encontraremos desde las botas de ante de los beatniks y existencialistas estadounidenses hasta los zapatos bicolor Spectator de los hipsters de los 40-50.
Como vemos los zapatos dicen mucho de una persona y su estilo de vida, y siguiendo con nuestro pequeño periplo histórico, entre esos calzados representativos que marcaron una época, una cultura y un modo de entender la vida, señalaremos algunos de los más representativos, como las sandalias de los primeros surfistas, las botas militares y boogies de los teddyboys, rockabillys y psychobillys, las botas de motorista de los rockers o las deportivas de lona de los hippies y grunges.
Los zapatos atestiguan nuestra historia cultural y económica con más acierto que cualquier otra prenda de moda o complemento, nos hablan por igual de los gustos, de los caprichos y de las necesidades de cada época y del nivel de vida de la sociedad.
Si en España existe una marca comercial que ha sido representativa de una época y un estilo, propios de la idiosincrasia nacional, esa ha sido la de los Castellanos.
La sociedad familiar que comercializa y fabrica los zapatos Castellanos abrió sus puertas en 1920 y se convirtió en la pionera de un nuevo estilo de calzado, los mocasines, un tipo de zapato exquisito para el hombre elegante y sofisticado. Y es que tal como nos revela el que fuera gerente de esta empresa, Abraham Serrano Gil, hasta que pasó el testigo a sus hijos: «Castellano es algo más que un zapato, es la artesanía llevada a la máxima expresión. Todos nuestros zapatos están montados y cosidos a mano en la horma por auténticos zapateros artesanos, utilizando las mejores pieles en textura, grosor y humedad, con suelas debidamente calibradas y apomazadas».
Hoy en día, esta empresa de mocasines artesanos de cuarta generación, Castellano 1920 Madrid que se encuentra tras esta web www.zapatoscastellano.com, fabrica calzado para caballero, señora e incluso cadete, con la misma calidad , cariño y devoción con la que comenzó a principios del siglo pasado.
Su cliente es prioritariamente masculino, representando un 80% del total de las ventas frente al 20% correspondiente al público femenino. Entre sus clientes habituales se encuentran famosos deportistas, políticos, toreros y periodistas. Entre ellos podemos nombrar al expresidente de las Cortes, José Bono, el expresidente del Gobierno José María Aznar o deportistas como Arvydas Sabonis, afamado jugador lituano de baloncesto actualmente en la liga americana y que no ha podido resistirse ni a la calidad ni al diseño de estos mocasines para hombre made in spain.
La base del éxito y prestigio de los zapatos castellanos es su horma, que hace que el pie se sienta cómodo, unida a materias primas de primera calidad, consiguiendo de esta forma un resultado perfecto, que debe estar presente en todo fondo de armario. Esta es la clave que ha sabido mantener esta empresa que empezara su recorrido en 1920, que conquistara a los jóvenes de la movida de los 80 y que en la actualidad esté haciendo frente a la crisis en la que está sumida nuestro país sin perder ni un ápice de calidad en su producto artesanal. Evidentemente, la acuciada precariedad económica que viven los ciudadanos españoles en estos momentos difíciles no ha pasado inadvertida para esta empresa, pero gracias a un producto artesanal de excelente calidad y al prestigio de esta gran marca, la están superando con creces gracias a su fiel y extensa clientela.
A la sazón de su éxito y prestigio, hay muchas marcas de calidad inferior que intentan imitar y copiar sus modelos, pero el cliente es el principal perjudicado en este sentido, porque tal como dice el refrán, le dan gato por liebre, y le venden por Castellano un zapato que no lo es. En este sentido las redes sociales están haciendo mucho daño porque atraen a mucho público y en algunos casos realizan publicidad engañosa para aprovecharse del largo recorrido de esta gran empresa.