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La influencia de la tecnología en la gastronomía

26 de abril de 2018

La influencia de la tecnología en la gastronomía

Vivimos en el mundo hiperconectado. Tenemos en el bolsillo un aparato con información sobre cualquier cosa sucedida en el universo en los últimos 15.000 millones de años. Este contexto lo cambia todo, incluso algo tan básico y tan ancestral como alimentarse.

La cocina tecnológica

Como con todo en la vida, hay que saber tomar de cada cosa su justa medida. El agua puede ser buena, pero en 20.000 litros te puedes ahogar.

Cocinar ha evolucionado desde comer los alimentos crudos, tal y como se cazaban o recolectaban, hasta la cocina experimental de la actualidad, que realmente ya no busca solo alimentar, sino que se utiliza como herramienta para la expresión artística de renombrados chefs.

En el punto medio se encuentra una herramienta muy utilizada: la batidora. Las batidoras de calidad han estado representadas durante decenas de años por diferentes modelos de braun. Pocos accesorios de la casa han sido tan famosos como la Braun Minipimer en sus variantes de mano, vaso o profesional. Una batidora condensa los dos elementos más simples de dos mundos: las cuchillas afiladas para cortar alimentos y el motor eléctrico cuya única función es girar. Estas dos herramientas simples crean una nueva herramienta mucho más útil que sus partes por separado. Se cumple aquí el dicho de que el resultado supera a la suma de las partes.

De igual manera, la tecnología nos permite tener conocimiento y acceso a comidas y restaurantes a los que probablemente no hubiéramos ido nunca en otras circunstancias menos tecnológicas. Puede parecer increíble, pero hace 20 años no existía el Google que conocemos hoy día y no se podía teclear restaurante Sevilla y ver una lista inmediata de todas las opciones disponibles en la ciudad. En cambio hoy día sí, y si se teclea gastronomía andaluza aparecerá el restaurante de Enrique Becerra y aunque estemos en medio de una acera con un sol infernal podremos ver la foto de una cerveza casi helada y un plato de jamón recién cortado de muchas jotas.

Siempre se ha dicho, la tecnología y la magia están separadas por una línea casi indistinguible.

Pequeño mundo

Con la misma facilidad, se pueden encontrar comidas mexicanas mientras estás sentado en un banco del Parque de María Luisa. Pero no cualquier comida, sino las mejores comidas mexicanas que se comen al otro lado del Atlántico, con verdaderos alimentos mexicanos.

Por supuesto que son muy respetables los restaurantes de distintos países que se abren en otros para dar a conocer un poco de gastronomía foránea, pero es raro encontrar restaurantes que sirvan exactamente lo mismo que servirían en su país de origen. Pasa con los hindúes, los japoneses, los chinos y también con los mexicanos, claro.

Y rizando el rizo, se puede utilizar la tecnología de este pequeño mundo para encargar desayunos sorpresa en Colombia, por poner un ejemplo. Imagina que tienes unos amigos en Bogotá que cumplen años, o que celebran algún aniversario, o simplemente que son muy buenos amigos, pues basta con teclear desayunos sorpresa bogota para que aparezcan páginas que te permiten encargar desayunos de cumpleaños o de otros tipos.

La justa medida

Como decíamos al principio, con otras palabras, en el equilibrio está la virtud. Vivir absolutamente alejado de la tecnología, sin electricidad, sin comunicaciones de ningún tipo puede ser tan esquizofrénico como llevarse 20 horas al día mirando una pantalla de cristal y haciéndole fotos a cada paso que das.

La justa medida consiste en poder disfrutar de buena comida, como hemos comentado anteriormente, utilizando el móvil para encontrar el restaurante adecuado, por ejemplo. O en utilizar algunos electrodomésticos que faciliten la elaboración de algunos platos.

Cada año que pasa, cada lustro, década o siglo que pasa, nos hace más sabios, más conocedores y eso debe servirnos para hacerlo todo mejor: cocinar, viajar, aprender…

Si todavía no eres sabio (o sabia), no te preocupes, lo serás con el tiempo, mientras tanto intenta fijarte en los que saben más que tú e imita lo que ellos hacen. Ya verás como aprendes a disfrutar de una simple comida más de lo que lo has hecho nunca.

Y como dice el refrán: a donde fueres, haz lo que vieres.

 

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