
1 de agosto de 2018
El analfabetismo financiero es una de las epidemias más generalizadas en la sociedad actual, lo curioso de este fenómeno es la gran incongruencia entre el desconocimiento de elementos básicos y necesarios de las finanzas en un mundo donde el capital se posiciona como el centro del poder.
En la actualidad, los ciudadanos nos enfrentamos a un gran reto y es que nos encontramos en un momento de creciente complejidad e innovación financiera. Esto sumado al desconocimiento por parte de los ciudadanos, hace que el riesgo y las posibilidades de fracaso sean mayores. Crecemos rodeados del tejido financiero, sin embargo, desconocemos por completo su funcionamiento interno incluso en la mayoría de los casos su lenguaje.
Por otro lado, no podemos evitar recurrir a este sistema y es que cuando compramos un bien inmueble, cuando pedimos un préstamo o cuando ingresamos nuestros ahorros en una cuenta corriente, estamos tomando decisiones financieras casi sin darnos cuenta, el problema es que la falta de educación y formación financiera hace que no tengamos las habilidades necesarias para poder ver las diferentes oportunidades entre las que podemos elegir. En ocasiones, no somos conscientes de que estamos operando en el mundo financiero y por tanto desconocemos las oportunidades o riesgos a los que estamos siendo sometidos.
Y esto nos lleva a realizarnos diferentes preguntas, por ejemplo: ¿Tiene el ciudadano las herramientas necesarias para conocer y operar en el sistema financiero?; ¿Está capacitado para asumir riesgos?
La respuesta a la pregunta es claramente no, y es que los ciudadanos carecemos de formación financiera y eso sumado a la situación económica actual y la tendencia hacia la globalización hace que sea aún más complejo para nosotros entender el mundo que nos rodea.
Pero no todo está perdido, el aumento de formación en educación financiera puede ser el remedio para la mejora de la situación económica tanto individual como colectiva. Ya que el conocimiento financiero nos hará poseedores de las competencias necesarias para la inversión, así como, el conocimiento de riesgo al que nos enfrentamos. Además, es necesario que se aumente el conocimiento de la terminología financiera, lo cual la hará más accesible al resto de ciudadanos. La formación económica es fundamental no solo para mejorar nuestra salud financiera sino también para poder entender cómo funciona el sistema económico global al igual que como interfiera la globalización en el sistema económico.
Además, es importante destacar la necesidad del sistema financiero de dotar a las futuras generaciones de la educación financiera necesaria para la mejora del tejido económico. No es posible llevar a cabo una administración económica adecuada sin comprender como debemos ahorrar, invertir y usar nuestro dinero. Sin embargo, damos total libertad para que cada persona de forma individual alcanzada la mayoría de edad pueda operar de forma libre en el mercado y esto hace que no sorprenda que a la hora de tomar medidas de carácter económico más del 80% de los ciudadanos obtengan sus consejos directamente de los propios miembros de la familia, lo que hace ver que todavía hoy la educación financiera se aprende en casa.