17 de diciembre de 2018
¿Cómo saber si estamos consultando un servicio de tarot telefónico fiable? Aquí están los trucos para descubrirlo con facilidad.
En el mundillo del tarot telefónico hay de todo, como en botica. Y en el que no es telefónico también; y en lo que no es tarot, también. Es decir, en cualquier tipo de negocio podemos encontrarnos con un servicio honesto, profesional y de calidad, o con todo lo contrario: un servicio mediocre o negligente, cuando no directamente engañoso o fraudulento.
El tarot telefónico está conociendo una inesperada segunda juventud debido principalmente a que, de forma global, ha sabido dejar atrás aquella etiqueta sospechosa de la que el sector se hizo acreedor en los años noventa. El tarot por teléfono de hoy es un sector maduro; mucho más serio, más profesionalizado y más honesto, en definitiva.
De todas formas, y como decíamos al principio, de todo hay. Todavía hoy podemos encontrarnos con servicios de tarot telefónico cuyos agentes, pomposamente autodenominados “videntes”, no saben más de tarot que cualquier ciudadano anónimo, y otros que buscan, simplemente, aprovecharse de su clientela. ¿Podemos, como consultantes, separar el grano de la paja?
Hay ciertas características que son propias de todo servicio de tarot telefónico. Nos referimos a la mecánica básica de la llamada; tras marcar el número escucharemos siempre un mensaje advirtiéndonos del coste de la llamada e identificando a la empresa que ofrece el servicio, luego una pequeña grabación de presentación y, normalmente, un menú para pasarnos con el tarotista de turno.
En estas características formales podemos detectar si estamos ante un servicio de tarot serio o no. Si no hay mensaje grabado indicando el coste de la llamada, cuelgue inmediatamente. Este tipo de mensaje es obligatorio; también lo es que la empresa que ofrece el servicio se identifique adecuadamente. Si esto falla, no merece la pena seguir adelante.
Hay otro par de detalles que pueden hacernos sospechar: las esperas y los desvíos de llamada. Una espera más allá de lo razonable implica un elevado coste, y los desvíos suelen hacerse desde números de tarificación especial relativamente económicos (902, 905) a otros más caros (803, 806). Le recomendamos que se fije un límite de tiempo de espera y, si escucha el tono de marcado que indica un desvío, cuelgue de inmediato.
Con los filtros que acabamos de mencionar nos habremos librado de buena parte de los gabinetes de tarot maliciosos, pero todavía quedan los que ofrecen un servicio insuficiente o engañoso, es decir, aquellos en los que los agentes telefónicos saben muy poco o nada de los principios y técnicas del tarot.
Algunos sólo pretenden alargar las consultas recurriendo a palabrería esotérica y en otros hay un intento manifiesto por engañar al cliente para que siga al teléfono. Recordemos que el tarot es una herramienta para conocerse mejor a uno mismo y reflexionar antes de una decisión importante. Un tarotista que ofrece seguridades es de por sí sospechoso.
Los tarotistas que hablan mucho o que se vanaglorian de su propia fiabilidad nos están dando otra pista de ser poco fiables. También los que intentan convencernos de algo; los buenos echadores de cartas comentan y escuchan, no al revés. Si un tarotista nos pide datos personales generales probablemente quiera hacerse una idea de nuestra vida para “llevarnos a su terreno”. Ni que decir tiene que si nos pide datos más concretos debemos negarnos y colgar inmediatamente.
Hay otras formas de detectar a los farsantes, aunque no son totalmente concluyentes. Los falsos videntes suelen lanzar tanteos en forma de pregunta (“¿ha sufrido un desengaño amoroso?”, por ejemplo) y reafirmar lo que el consultante les dice; si usted comenta que cree que un hermano le está engañando, él incidirá en ese asunto.
Si tiene un gabinete de tarotistas de cabecera bajo sospecha, puede hacer la prueba de oro, la que no falla; sólo le costará la duración de la llamada. Tras el arranque de rigor, hazle ver que estás dispuesto a gastar una gran suma de dinero por servicios especiales, como conjuros. Si se ofrece, será la señal de que le interesa más tu dinero que tu consulta.
Hay que decir que el número de agencias de tarot telefónico fraudulentas es realmente reducido, y muchas veces nos topamos con tarotistas que creen de buena fe poder ayudar a los demás, aunque no conozcan demasiado bien los secretos de las cartas. En todo caso, esas pocas ovejas negras bastan para que la duda planee sobre todo el sector. Por eso los tarotistas honestos son los primeros interesados en que desaparezcan.