3 de enero de 2019
El ser humano es una especie social, que necesita de la interrelación y conexión con otros miembros de su especie para hacer pervivir el futuro de la misma y también para desarrollarse física y mentalmente.
Vivir en sociedad tiene un añadido más intenso, más vivido, el de vivir en pareja, esto es, formar una sociedad, un núcleo, entre dos personas que se aman, se respetan y luchan por un futuro juntos. La realidad es que lo habitual es conformar parejas de dos miembros, o mejor dicho, relaciones de dos miembros, porque pareja siempre es una unión de dos elementos. Sin embargo, cada vez están, por fortuna, más naturalizadas otras formas de amor que no incluyen a un hombre y a una mujer de manera exclusiva.
Dicho esto, la vida de una pareja no siempre es todo paz y armonía. Las discusiones y las crisis son normales en las parejas. La convivencia y las diferencias de opiniones propician encontronazos que se hacen patentes de manera frecuente. Esto puede llevar a las subidas de tono, las faltas de respeto, los insultos y a poner en riesgo la pareja.
Cuando la solución llega a lugares casi insostenibles, un buen modo de reconducir la situación o al menos intentarlo es acudir a terapia de pareja, esto es, ponerse en manos de profesionales: terapeutas y psicólogos, que ayudan a reconducir esa situación, llevar la pareja a buen puerto.
Visitar al psicólogo es una práctica que sigue teniendo un aura de desprestigio. Por suerte, esta idea de que quien visita al psicólogo es porque está enfermo, o directamente loco, esta cambiando.
Con las crisis de pareja, decidir cuándo es el momento de acudir a terapia no siempre es fácil, puesto que son dos personas las que tienen que estar de acuerdo en esta decisión y puede ocurrir que mientras uno de los miembros está pensando en la ruptura, el otro ni siquiera sea consciente de que su pareja no está satisfecha con la relación.
Los profesionales como Psicología Optimiza, psicologo santa cruz de tenerife, pueden ser de gran ayuda en estos casos. Este centro, psicólogos en Tenerife, son expertos en todo tipo de tratamientos relacionados con la falta de salud mental. Estos psicólogos en Tenerife ofrecen tratamientos encaminados a encontrar soluciones a problemas de depresión, psicología infantil, trastornos alimentarios o trastornos del lenguaje entre otros.
La principal razón que invita a visitar a un terapeuta de parejas es la falta de comunicación. Las terapias de este tipo están elaboradas precisamente para eso, para que ambos miembros de la pareja sean capaces de sentirse libres, expresar sus sentimientos sin miedo y, a partir de ahí, escuchar los problemas y las inquietudes del otro miembro de la pareja.
La falta de comunicación lleva, en muchas ocasiones, a problemas en las relaciones íntimas. El sexo tiene la importancia que cada pareja le quiera dar a esta práctica, pero no cabe duda de que la actividad sexual puede ser un arma de doble filo, pues puede causar rencillas o, por el contrario, servir para tapar problemas más acusados en una relación.
Una tercera casuística que causa problemas en muchas parejas son las diferencias en cuanto a los planes de futuro. Las relaciones se sustentan en los momentos vividos, pero también en la esperanza del futuro en común. Si los miembros de una pareja tienen diferente visión de ese futuro, el resultado puede ser una crisis de difícil solución.
Cuando aparecen discrepancias respecto al futuro de la relación, la terapia de pareja puede convertirse en un espacio en el que cada una de las partes sepa expresar de manera honesta sus expectativas con esta idea.
Finalmente, y aunque existen otros muchos motivos que pueden causar estragos en una relación, un problema a destacar es el causado por el aumento de la familia. Un nuevo nacimiento siempre aporta momentos felices, pero como efecto secundario lleva asociado, en ocasiones, encontronazos con la pareja.
En todas estas situaciones, acudir a terapia de pareja puede ser eficaz para que la relación mejore, si bien existen otras circunstancias en las que esta ayuda no es suficiente ni adecuada, como por ejemplo la violencia doméstica o las amenazas.