26 de abril de 2024
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La verdadera historia de 'la Valiente', así trató la República a la Semana Santa de Sevilla

La verdadera historia de 'la Valiente', así trató la República a la Semana Santa de Sevilla

Redacción - 14 de abril de 2019

Palio de la Virgen de la Estrella, en la Semana Santa de 1932

Hoy es Domingo de Ramos, un día importante para la ciudad de Sevilla, seas o no católico, la mayoría de los sevillanos disfrutamos hoy de un día en familia, paseamos por la ciudad y disfrutamos de una tradición/espectáculo profundamente arraigada en la ciudad: la Semana Santa.

Una de las principales cofradías que hoy procesiona por las calles de la capital de Andalucía es la de la Estrella, que sale del barrio de Triana. A su Virgen se le conoce como "la Valiente" y el motivo tiene un trasfondo político que merece la pena analizar. Se podría decir que estamos ante una de las primeras grandes "Fake News" de la historia de España.

No es ningún secreto que cuando Francisco Franco llegó al poder tras ganar la Guerra Civil, se apoyó (y mucho) en la Iglesia española para consolidar su poder. Es por esto que no se puede hablar de la historia de la Iglesia católica española sin hablar de Franco.

Por este motivo, tal y como veremos más adelante, no interesa que los ciudadanos cofrades de Sevilla tuvieran una visión real de lo que sucedió con la Semana Santa durante la etapa de la Segunda República.

Lo cierto de esta historia es que en la Semana Santa del año 1931, la primera tras la proclamación del nuevo Gobierno, se celebró sin incidentes. Más tarde, los conflictos sociales y la quema de varias iglesias, así como la utilización de la Semana Santa por parte de la cúpula de la Iglesia católica como chantaje para cargar contra el Gobierno por sus políticas de separación entre Iglesia y Estado provocó que en el año 1932 casi ninguna hermandad estuviera dispuesta a salir de la calle.

Principalmente por las presiones del arzobispado que, sabiendo que ya en la época esta celebración suponía un fuerte ingreso económico para el país por el incipiente turismo, instó a las cofradías a no hacer estación de penitencia. Lógicamente, las hermandades obedecieron a rajatabla lo ordenado por el arzobispado. Todas menos una, la de la Estrella.

La historia de "la Valiente" según el Franquismo

La Hermandad de la Estrella comenzó a editar una revista durante el Franquismo  con la que informar a sus hermanos sobre la actualidad de la cofradía. En el año 1966 se publicaba un artículo en el que se relataban los sucesos acaecidos durante esa convulsa Semana Santa de 1932, desde un punto de vista totalmente acorde con el régimen que Gobernaba con mano dura y construía pantanos en aquella época.

En el artículo se explica que la Hermandad decidió salir el jueves santo y que "durante el camino no falta el atentado sacrílego. En las puertas mismas de la catedral un forajido, que no era sevillano, hizo a la sagrada imagen dos disparos de pistola, que, gracias a Dios, ni le rozaron. La fuerza pública hubo de proteger al desdichado."

Pocas líneas después podemos leer lo siguiente: "Cuando en 1957 se cumplió el veinticinco aniversario de aquella salida procesional, todas las Hermandades sevillanas rindieron en San Jacinto un justo y cálido homenaje a la que el pueblo llamó 'la Virgen Valiente'".

Lo que pasó realmente

A pesar de que la primera Semana Santa de la República transcurrió sin incidentes en la primavera de 1931, en junio de ese mismo año tuvieron lugar los llamados "Sucesos de Sevilla", en las que obreros se enfrentaron a la Guardia Civil, se convocó una huelga general e incluso el Gobierno republicano llegó a bombardear con piezas de artillería "Casa Cornelio", un lugar habitual de reunión de grupos comunistas situado en el barrio de la Macarena.

Tras el empeoramiento de la situación experimentado en ese año, las cofradías comenzaron a coger miedo y las autoridades locales e incluso el Gobierno Estatal iniciaron conversaciones para tratar de garantizar que todas las hermandades pudieran realizar sus procesiones sin incidentes, porque la República, contrariamente a lo que el imaginario colectivo de esta ciudad cree por culpa de años de propaganda franquista, no era anti católica, solo quería que esta estuviese separada del Estado y por eso, entre otras medidas, creó colegios públicos y se los quitó a los curas.

En diciembre de ese mismo año, la hermandad de la Estrella comunicó al Ayuntamiento que ellos sí tenían previsto salir a hacer estación de penitencia: “de acuerdo con la visita hecha al señor Alcalde y de los acuerdos derivados de la misma, siempre que las circunstancias económicas y sociales lo permitan”, se explica en un acta tomada durante la reunión de la Junta de Gobierno de aquella época.

Dos meses más tarde, cuando se acercaba la fecha, la decisión de salir no estaba tan clara. Se sucedieron las dimisiones en la cúpula directiva de la cofradía y se tenía mucho miedo ante posibles incidentes durante el recorrido y además la durísima crisis económica hacía a la hermandad tener dudas sobre si podría financiar los gastos que acarreaba la procesión.

Ante esto, se reunieron de nuevo los directivos de la cofradía y en dicha reunión, de la que constan actas con todo lo que se habló, se manifestó que la situación económica que atravesaba la Hermandad no les permitía efectuar su estación de penitencia, pero, que por otra parte, tanto el Alcalde como el Gobernador Civil, ambos republicanos, se habían comprometido a dar cuantas facilidades fueran necesarias para que el acto pudiera realizarse, así como a garantizar el orden y la seguridad.

Así, se adoptó la decisión histórica de efectuar la salida (fue la única de todas las Hermandades que decidía hacerlo). Entonces se iniciaron todos los preparativos para que la procesión se efectuase un el Domingo de Ramos, como es tradición en esta corporación.

Todo gracias al alcalde y dos concejales que decidieron poner de su propio bolsillo un total de mil doscientas pesetas (una cantidad nada despreciable en aquella época y que era suficiente para cubrir todos los gastos). Sin embargo, corrió el rumor de que finalmente estas personas no donarían el dinero y cuando todo estaba listo para la salida, los responsables decidieron no salir. Entonces, finalmente, tras entrevistarse con el alcalde y asegurar que dichos rumores eran infundados, y hablar con el gobernador civil para recibir garantías de que se mantendría la seguridad y el orden en las calles, se decidió salir el Jueves Santo.

La salida transcurrió con normalidad durante las primeras horas, sin embargo en la calle Velásquez ocurrió el primer episodio de pánico. Un desconocido lanzó un ramo de flores que escondía un objeto sólido en su interior y que no llegó a impactar contra la imagen, cundió el desconcierto y las carreras entre los presentes, si bien los nazarenos se mantuvieron en su sitio.

Más tarde, otro desconocido arrojó un ladrillo contra el paso de Cristo, originando desperfectos en uno de los ángeles del mismo. Fue inmediatamente reconocido y detenido, por las autoridades republicanas.

A la salida de la Catedral, otro desconocido efectuó dos disparos de arma de fuego contra el paso de la Virgen, sin que ninguno de ellos acertara a impactar contra la imagen. El autor trató de darse a la fuga y, según las crónicas de la época, un hombre le propinó un fuerte bastonazo, cayendo conmocionado al suelo, instante que aprovechó la Guardia Civil para proceder a detenerlo.

Se cerraron enseguida las puertas de la Catedral, quedando la cofradía dentro unos instantes, y los miembros de la Junta de Gobierno se acercaron a ver al gobernador civil, que se hallaba en la puerta de Palos, quien comunicó a los responsables de la cofradía que estaba al tanto de todos los acontecimientos y que el autor de los disparos había sido ya detenido. A oídos de un miembro de la Junta de Gobierno de la cofradía también llegó la noticia de que un grupo extremista preparaba un atentado de mayores dimensiones al paso de la cofradía por los jardines del Paseo de Colón, junto al Puente de Isabel II. Enseguida, pues, se comunicó la información a un teniente de la Guardia de Seguridad, que sin dilación, envió una sección a caballo, que sorprendió a los pistoleros, que fueron detenidos en su totalidad.

Ya de regreso a su templo lanzaron al paso del Cristo unos huevos rellenos con gasolina, sin que, por fortuna, se produjera incendio alguno.

Al año siguiente, en 1933, tras todo lo acontecido en la Semana Santa anterior, la cofradía de la Estrella decidiría sumarse al resto de hermandades y no salir. Siendo una de las pocas ocasiones en la que la ciudad no contó con esta tradición en sus calles llegada la primavera, luego llegaría la Guerra Civil y la dictadura del general Francisco Franco. Entonces, se recuperaría esta historia, profundamente tergiversada y se comenzaría llamar a la Virgen de la Estrella, "la Valiente".