Sociedad

Todo lo que debes saber de la fecundación in vitro antes de someterte al tratamiento

16 de julio de 2019

Querer tener un bebé es una respuesta biológica natural, tanto para hombres y mujeres que han llegado a su madurez reproductiva, por lo que no debe sorprender que la mayoría se sienta atraído por la idea. Sin embargo, en algunos casos, la fecundación no puede darse de manera natural, haciendo necesario que intervengan otros factores.

Existen muchos elementos que hacen que una pareja o una persona de forma individual quieran intentar métodos de fecundación alternativas para tener un bebé. La infertilidad, los problemas de espermatozoides lentos, ovulación inadecuada, entre otras causas, son las que se mantienen como razones para que métodos como la fecundación in vitro sea una opción para analizar. 

Esta técnica de reproducción asistida es un método con altas probabilidades de éxito, consiguiendo que muchas personas se decanten por el mismo en primer lugar.

¿Qué es la fecundación in vitro?

Esta técnica de reproducción marcó un antes y un después en los avances de la medicina reproductiva, permitiendo que parejas o personas que quieran tener un bebé, puedan contar con alternativas para ello. El proceso es detallado por el médico a cargo del procedimiento, para que cada uno de los padres pueda entender qué es lo que pasará.

Ten presente, que si eres una mujer soltera puedes optar por este procedimiento utilizando un banco de esperma, mientras que si eres un hombre deberás contar con un vientre dónde implantar el bebé y utilizar un óvulo sano para la fecundación.

Este proceso viene acompañado de los siguientes pasos:

  • Estudios y revisiones. Antes de comenzar con el tratamiento como tal, es necesario que se realicen exámenes a la mujer, hombre o pareja para determinar las causas de la falta de capacidad para completar la fecundación natural. Ten en mente que si son personas solteras, estos estudios se hacen de forma rutinaria, para comprobar que no se encuentre nada malo en la zona reproductiva, sobre todo en la mujer.
  • Estimulación ovárica. El siguiente paso es iniciar el ciclo con una ecografía que permita determinar si puede comenzarse la estimulación ovárica en dicho ciclo o es necesario un tratamiento previo para comenzar. Si no existe ningún problema, se procede a determinar la dosis de hormonas que requiere la paciente, según sus factores y condiciones físicas. Además, se monitoriza el proceso utilizando ecografía cada 2 o 4 días y exámenes sanguíneos. Este proceso puede durar entre 7 y 12 días, dependiendo de las características de la paciente.
  • Inducción de la ovulación. Cuando se ha conseguido el crecimiento de varios folículos, se procede a realizar la inducción de la ovulación, realizando posteriormente una intervención quirúrgica para extraer los óvulos. En este paso, ya la persona debe contar con espermatozoides adecuados para la fecundación, bien sean de su pareja o de un banco de esperma.
  • Inseminación y fecundación. Al contar ya con los óvulos y el esperma, se procede a preparar el óvulo para la inseminación o microinyección, logrando la fecundación.
  • Cultivo y transferencia. Éste es un proceso complejo, puesto que se debe mantener a los embriones de 2 a 5 días en cultivo in vitro para que puedan seleccionarse los mejores antes de hacer la transferencia al útero materno. 

Problemas con la fecundación

En general, esta transferencia era realizada en masa, es decir, más de un embrión a la vez. Sin embargo, los índices de embarazos múltiples han ocasionado que en la actualidad sólo se transfiera un embrión, el más prometedor de todos y, de quedar, el resto puede ser llevado a vitrificación, un proceso que los congela y les permite ser viables para otro intento u otro posible embarazo.

Los resultados de este procedimiento son bastante variables, pudiendo contar con una tasa del 5 al 70% de éxito. Este margen se debe principalmente a las condiciones de la madre, por lo que es determinante que se encuentre sana y en una edad apropiada para ello.

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