
25 de noviembre de 2019
Una parte significativa de cómo vivimos depende de la generación y almacenamiento de energía eléctrica. Desplazarnos de un lugar a otro, producir, almacenar y cocinar alimentos, afrontar el calor del verano o el frío del invierno y comunicarnos con otras personas, son ejemplos cotidianos de cómo nuestras vidas dependen de la energía eléctrica.
La energía solar es una alternativa al uso de la energía eléctrica que ofrece una fuente segura y renovable, y que está a nuestra disposición desde hace un cierto tiempo. En el siguiente artículo podrás saber en qué consiste la energía solar y los beneficios que aporta al ambiente y a nuestros hogares.
Cuando hablamos de energía solar nos referimos al aprovechamiento de la luz y el calor del sol para generar electricidad. Las placas solares son ensambles compuestos de células solares que cuentan con un sistema fotovoltaico que absorbe la luz del sol para generar energía eléctrica de distintos voltajes.
Una única placa solar no tiene la capacidad suficiente para generar toda la cantidad de energía necesaria que se consume diariamente en un lugar, además se debe considerar que una parte significativa de la luz solar se pierde en el proceso, por lo que se suelen instalar varias placas interconectadas que permiten obtener la eficiencia energética requerida para el funcionamiento de todos los aparatos que dependen de la electricidad.
Este conjunto de placas luego es conectado a una batería que almacena la energía. Todo el mecanismo incluye distintas tecnologías que permiten elevar la eficiencia de la generación y almacenamiento de la energía, aumentando las prestaciones del sistema y reduciendo su pérdida al máximo.
Cada día aumenta la cantidad de paneles o placas solares instalados en los tejados de las casas, en granjas y en zonas industriales que recolectan este recurso para utilizarlo como fuente de alimentación de aparatos que son usados a diario como teléfonos móviles, ordenadores, refrigeradores, luces y muchos otros dispositivos que requieren de energía eléctrica.
En líneas generales, se puede decir que existen dos formas de sacar provecho de la luz y el calor del sol. La primera es una forma pasiva, como cuando se construye un edificio cuya orientación permite que la luz del sol ilumine los espacios internos del edificio de forma natural. La segunda, es una forma activa basada en el uso de placas o paneles solares para aprovechar la energía con ayuda de distintas tecnologías.
El uso de las placas solares no se limita sólo al ámbito comercial o industrial. De hecho, su uso se ha incrementado de manera importante en las zonas residenciales a nivel mundial. A pesar de que estos sistemas aún no son capaces de generar la totalidad de nuestras necesidades energéticas y de que están sujetos al desgaste producido por la humedad y otras condiciones ambientales, su fabricación está orientada a mejorar estas limitaciones. Una de las ventajas es que el mantenimiento que requieren es sencillo y poco costoso.
Uno de los aspectos más interesantes del uso de esta tecnología es que su fuente, es decir, el sol, es natural. Basta con que la instalación del sistema esté ubicada en un ángulo que permita aprovechar la mayor cantidad de luz posible durante el día y que el método de almacenamiento sea lo más eficiente posible.
Las placas solares pueden ser usadas para generar energía eléctrica en lugares con acceso limitado o en zonas en las que no ha sido posible lograr una conexión a la red eléctrica tradicional, aportando una fuente de energía que permita generar calor, destilar agua en regiones con poco acceso a fuentes de agua potable e incluso para dar energía a satélites espaciales.
Probablemente el mayor beneficio del uso de placas solares es su bajo impacto ambiental. Dado que su fuente de energía es el sol, se trata de uno de los métodos con menor impacto ambiental disponibles. Lo mejor es que la energía que se produce es completamente renovable.
La energía solar es una fuente ilimitada a la que podemos sacar provecho en casi cualquier lugar del planeta, a diferencia de otras fuentes de energía como los combustibles fósiles. Pensemos sólo en que las fuentes de combustibles fósiles no pueden ser restituidas y en que se requiere un gran gasto energético para generar más energía a partir de esta fuente, sin mencionar la contaminación que se produce a partir de su generación, distribución y consumo.
Además, la mayor parte de los componentes y piezas con los que se fabrican las placas solares son reciclables. La fabricación de las placas solares no sólo está enfocada en aumentar la eficiencia de estas, sino que también se trata de producir placas cuyos componentes puedan ser reutilizados o reciclados. Así, las placas solares se caracterizan por ser una fuente de energía limpia, renovable y sostenible.
Si bien es cierto que las placas solares y su correcta instalación son una inversión costosa, los métodos de fabricación de las placas y de los dispositivos de almacenamiento, sumados a los esfuerzos por reemplazar la dependencia a las fuentes de energía no-renovables, son buenas razones para asumir que con el tiempo estos costes disminuirán.
Gracias a los avances tecnológicos alcanzados en el sector, los costes de la energía solar han disminuido sustancialmente en los últimos años y se estima que con el desarrollo de nuevas tecnologías, la energía solar logre cubrir entre el 15% y el 30% de nuestras exigencias energéticas en las próximas décadas. En parte, el coste de la energía solar depende de la ubicación geográfica del sitio, es decir, los precios suelen ser mucho menor en regiones cuya exposición directa a la luz solar es mayor que la de las regiones más nubladas del planeta.
Ciertamente, hay distintas tecnologías que permiten generar y almacenar energía eléctrica, pero pocas aprovechan fuentes renovables y con bajo impacto ambiental. Optar por la instalación de paneles solares, garantizar el mantenimiento apropiado de las placas y tener acceso a un almacenamiento eficiente de la energía solar, es una forma de ahorrar en las facturas de los servicios de la casa mientras se apuesta por una fuente de energía sostenible y limpia. Razón suficiente para justificar la inversión inicial.