
3 de mayo de 2021
El Covid ha cambiado nuestra forma de vivir de repente y es posible que estos cambios duren mucho tiempo, incluso para siempre.
Entre las transformaciones que ha traído la pandemia está la necesidad de espacio, de separar a las personas en todos los ámbitos y en especial en la enseñanza, en donde los alumnos pasan muchas horas en espacios cerrados a muy poca distancia unos de otros.
Si pensamos en un centro de enseñanza nos daremos cuenta de que no se puede ampliar en muy poco tiempo, o al menos no se podía hacer hasta la aparición de las aulas modulares, un tipo de clases prefabricadas que pueden estar operativas en cuestión de semanas gracias a que se montan de manera rápida, algo impensable en una obra tradicional.
Estos módulos prefabricados se pueden dedicar a clases, a espacios de estudio, para que los niños jueguen en las guarderías, etc., de forma que los centros de enseñanza pueden aumentar aquellos espacios que necesiten para poder cumplir todas las medidas contra el Covid.
La construcción modular tiene muchas ventajas, como su rapidez o su bajo precio, pero una de las que más se aprecia es que se puede ampliar conforme avancen las necesidades del centro educativo.
En el caso de que este año haya más matrículas, durante el verano se pueden colocar más módulos sin ningún problema y lo mismo ocurre a la hora de retirarlos, pues las empresas ofrecen tanto la compra como el alquiler.
Dentro de estas empresas nos gustaría destacar a Algeco, que es experta en arquitectura modular y que lleva mucho tiempo montando escuelas y guarderías modulares, ofreciendo varios tipos de módulos con varias calidades.
Debido a la mala utilización de este tipo de construcción, los módulos para las aulas tienen una connotación negativa.
Esto se debe a que durante años se han usado aulas prefabricadas de muy mala calidad, que no tienen nada que ver con las que tiene Algeco en su catálogo.
Se trata de construcciones de vanguardia que se hacen siguiendo los principios de la arquitectura bioclimática, aprovechando la luz y las corrientes de ventilación.
Con esto se consigue que tanto los alumnos como los profesores estén cómodos dentro a la vez que se ahorra en el consumo de energía, ayudando al medio ambiente.
Por supuesto, este tipo de módulos se equipan con los mejores sistemas de climatización para que el confort térmico esté garantizado tanto en invierno como en verano, unos sistemas que se pueden equipar con filtros anticovid que ya llevan muchos aparatos de aire acondicionado y calefacción.
En definitiva, la arquitectura modular ha venido para quedarse y es una de las mejores formas de ampliar espacios para luchar contra el Covid, pues la construcción tradicional no puede competir ni en precio ni en rapidez, siendo impensable hacer una obra para construir más aulas en unos pocos meses, al tardar solo las licitaciones y la realización del proyecto más de lo que se tarda en colocar unos módulos prefabricados.