21 de marzo de 2023
El sector inmobiliario vivió unos años dorados hasta que estalló la burbuja, que arrastró a miles de personas, tanto particulares como profesionales. Este fue el caso de Felipe, un autónomo dedicado a la compraventa de inmuebles.
Felipe (nombre ficticio para guardar el anonimato) es un agente inmobiliario de 51 años y residente en un municipio del Baix de Llobregat, en Cataluña. Este contactó con Libertad sin Deudas para intentar encontrar una solución viable para su situación.
El boom de la construcción atrajo a muchos empresarios que vieron en el ladrillo una forma rápida y sencilla de ganar dinero. Sin embargo, este no fue el caso de Felipe. El cliente había sido un agente inmobiliario de éxito desde siempre. Como profesional del sector, creó una sociedad que funcionaba muy bien, pero, en 2008, la crisis inmobiliaria le pasó factura y la empresa fue a la quiebra y las deudas se acumulaban.
Buscó asesoramiento para sortear su delicada situación, pero el consejo que obtuvo no fue el más sensato. Debía tanto dinero a sus acreedores que decidió marcharse a otro país para intentar empezar de nuevo. Sin embargo, al regresar a España comprobó con estupor que sus deudas seguían vigentes. La cruda realidad era que debía 83.956,42 euros a varios acreedores y que esa cifra no iba a desaparecer por sí sola.
En esta ocasión, buscó asesoramiento profesional y contacto con Libertad Sin Deudas. Eloy Rodríguez, abogado concursal y experto en la Ley de Segunda Oportunidad en Barcelona, se reunió con Felipe para escuchar su caso y valorar las posibles opciones.
Tras conocer los detalles y el importe de la deuda, le planteó la posibilidad de solicitar la Exoneración del Pasivo Insatisfecho (EPI), ya que cumplía los requisitos para que el juez concediera este beneficio. Una vez aceptado el presupuesto para llevar su caso, Eloy Rodríguez inició el procedimiento en los tribunales.
El importe inicial de la deuda era de 83.956,42 euros. Una parte de esta cantidad, 13.980 euros, eran deudas a la Agencia Tributaria. La deuda con la Seguridad Social ascendía a un importe mínimo, 143,07 euros. El resto correspondía a otros acreedores. Después, como no tenía bienes para entregar a cuenta de la deuda, se propuso un plan de pagos antes de solicitar la Exoneración del Pasivo Insatisfecho, pero el plan no fue aceptado.
Una vez analizado su caso, el tribunal llegó al acuerdo de conceder la exoneración provisional de todas sus deudas, salvo 2.475,38 euros de Hacienda y 143,07 euros de Seguridad Social, que correspondían a una cuota del RETA.
El procedimiento comenzó en junio de 2021 y, gracias a este, le liberaron de las deudas el 28 de febrero de 2022. En tan solo ocho meses, Felipe era un hombre nuevo que tan solo debía saldar una pequeña deuda con Hacienda. Además, se eliminaron sus datos de los registros de morosidad y riesgo bancario.
Para las personas que están pasando por una situación similar, es posible consultar con Libertad Sin Deudas, quienes estudiarán el caso sin coste para valorar si es posible acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad. Una nueva vida sin acreedores puede estar más cerca de lo que las personas piensan.