
8 de mayo de 2023
Si se desean garantizar plantas sanas y rendimientos elevados en los cultivos de marihuana, se deben utilizar semillas de calidad. Empezar un cultivo con una genética de primera es igual o más importante que el cuidado, el riego correcto y una medida calidad de luz.
Obviamente, todo en su conjunto también influyen en la salud y el potencial de rendimiento de los cultivos. Pero, ¿cómo saber la diferencia entre las semillas de cannabis de alta calidad genética y el resto?
El saber identificar las semillas de marihuana de alta calidad, mantenerse alejado de las malas hierbas y empezar el cultivo de manera correcta determinará la calidad de cada planta, su ritmo de crecimiento y que cada una germine sin generar pérdidas.
Para elaborar productos de cannabis de la máxima calidad, se debe empezar por un buen cultivo. Si se pretende cultivar cannabis para el propio consumo, como para venderlo a terceros con fines medicinales o usar la planta para cremas, aceites u otros derivados, las semillas de calidad son el punto de partida.
El procedimiento de producción a partir de la germinación tiene un impacto significativo, pero la selección de semillas de cannabis de primera categoría es igual de importante. A pesar de no ser una empresa fácil, no es imposible, sobre todo hoy que las grow shop de alta calidad ofrecen sus servicios online.
Antes de hacer una compra, es decisivo recordar que no todas las semillas son iguales. La calidad genética de una semilla puede determinarse por una serie de factores, y existen algunos métodos fiables para identificar la mejor.
Para evaluar la calidad de una semilla de marihuana hay una serie de pasos para seguir:
El primer instrumento que se utilizará para evaluar la potencia del cannabis en una semilla serán los ojos. Hay que empezar buscando tonos oscuros en la cubierta o capa exterior de la misma.
Lo más probable es que sea una buena semilla si se observa tonos negros, marrones oscuros o grises. Una semilla es joven o inmadura (y, por lo tanto, no apta para el cultivo) si tiene tonalidades claras o blancas y verdes juntas.
Aunque esto no es indicativo de baja calidad, al sembrarla se necesitará más tiempo para dar germinar y dar paso a la planta. Por eso es preferible que las semillas estén en la madurez adecuada para plantarlas y el tiempo de germinación disminuirá. Como signo de calidad, deben ser a rayas negras, grises o incluso como las de un tigre.
El segundo paso es tomar las semillas en la palma de la mano y con un par de dedos, intentar apretarlas o ejercer presión suavemente sobre ellas, eso sí, sin emplear una fuerza excesiva.
Un ligero toque bastará para demostrar la firmeza y dureza de la semilla. También servirá para evaluar la capacidad para soportar la presión. Esto indica que es apta para la siembra. Si la semilla es blanda es que es muy tierna y si se rompe es vieja o de mala calidad.
Si la semilla es oscura, firme al tacto, queda comprobar el brillo y la apariencia. Para ello hay que tomarla con el pulgar y el índice y ponerla al sol o ante una bombilla.
Una semilla de alta calidad genética y superior para la siembra brillará intensamente ante la luz. Parecerá estar recubierta de una capa de cera. Si esta es opaca puede estar muy viaja y no producirá planta al ser sembrada.
No se aconseja utilizar como parámetro de calidad el tamaño o la forma de una semilla. Estas características no son para nada determinantes.
Existen, básicamente, tres tipos de cannabis: el Cannabis Sativa, el Cannabis Índica y el Cannabis Ruderalis. En estos tres grandes grupos hay subcategorías y algunas variedades producen menos semillas que otras y, en ocasiones, una misma planta puede producir semillas de diferentes tamaños y formas y no influye en los cultivos.