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Sistemas de protección agrícola innovadores y sostenibles en Grupo SPAG

18 de diciembre de 2024

Sistemas de protección agrícola innovadores y sostenibles en Grupo SPAG

Con la llegada de 2025, es el momento de hacer balance del desempeño del año anterior y de planificar los presupuestos para el nuevo año, alineándolos con los objetivos a corto y largo plazo. Este proceso es fundamental para asegurar el crecimiento y la expansión, pero también para identificar y mitigar las pérdidas sufridas en el período anterior.

Para las empresas del sector agrícola, tanto pequeñas como grandes, es imprescindible destinar parte del presupuesto a proteger los bienes y propiedades de los efectos devastadores de las catástrofes naturales, como sequías, tormentas, lluvias intensas y granizo. Esta necesidad es aún más urgente si el año anterior se ha visto marcado por estas catástrofes.

En 2023, España vivió un año récord en términos de costes por catástrofes naturales. Según un informe de Mercados, el coste total de estos desastres ascendió a 4.450 millones de euros, lo que representó un aumento del 53,45% con respecto a 2022. El coste asegurado fue de 2.449 millones de euros, de los cuales 1.241 millones fueron cubiertos por Agroseguro, el sistema español de seguros agrarios combinados. Esta cifra fue la más alta en la historia del seguro agrario, superando en un 56% a la del año anterior (793 millones de euros).

En 2023, Agroseguro pagó indemnizaciones por valor de 375 millones de euros debido a tormentas de granizo, lluvia y viento, y otros 61 millones de euros por heladas. Estas cifras reflejan los graves efectos que el cambio climático está teniendo en el sector agrícola, un problema que, lamentablemente, podría empeorar aún más en 2024.

En el primer semestre de 2024, las heladas en las zonas vitivinícolas de Castilla y León, como Ribera del Duero, Castilla-La Mancha y el Valle del Ebro, causaron indemnizaciones por parte de Agroseguro que rondaron los 30 millones de euros. Además, las tormentas de granizo durante todo el verano afectaron a las zonas productoras del centro e interior peninsular, el Valle del Ebro y el área mediterránea.

"Lo que fue la mayor intensidad de la tormenta no duró tanto, solo unos 20 minutos, pero por donde pasaba, destruía todo a su paso. El pedrisco llegó cuando quedaba un 20-30% de fruta de hueso por recoger y comenzábamos con la fruta de pepita", comenta Pere Roqué, productor de fruta de hueso en Lleida, tras la tormenta de granizo que devastó los campos en agosto.

El peor desastre natural del siglo, la DANA del 29 de octubre, afectó a la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía, destruyendo miles de hectáreas y causando pérdidas incalculables. En la Comunidad Valenciana, la situación es especialmente grave. Según UPA y AVA-Asaja, miles de hectáreas de cultivos como viñedos, almendros y la producción de caqui y mandarina fueron destruidos por las lluvias y el granizo. En la zona de Utiel-Requena, 35.000 hectáreas de viñedos fueron afectadas. Si la DANA hubiera llegado un mes antes, durante la campaña de vendimia, el impacto en los viñedos habría sido aún más devastador.

Con estos datos, el futuro parece incierto. Es crucial implementar medidas de recuperación y prevención para reducir estos daños, y el momento para hacerlo es ahora, con la planificación para el nuevo año.

"Si queremos seguir dedicándonos al viñedo, hay que plantear soluciones", afirma Andrea Sanz, de Magna Vides en La Aguilera, después de la helada que golpeó al viñedo de Ribera del Duero.

Entre las soluciones mencionadas, destacan los dispositivos antihelada, una tecnología que combate las heladas aprovechando la energía eólica, que resulta más eficiente y económica que el agua o el fuego. Grupo SPAG, una empresa valenciana, es el único fabricante español de estas torres antihelada. Además, la empresa también fabrica sistemas antigranizo con patente propia, que pueden proteger hasta 80 hectáreas de cultivo.

En conclusión, frente a los desafíos que presenta el cambio climático y los desastres naturales, es imprescindible que las empresas del sector agrícola inviertan en medidas preventivas y en tecnologías innovadoras que les permitan proteger sus cultivos y asegurar su futuro. El momento para actuar es ahora, con la mirada puesta en un 2025 más resiliente y preparado.

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