20 de diciembre de 2024
Un extraordinario legado cultural y natural convierten a Menorca en un refugio perfecto para disfrutar de experiencias únicas. Desde su fascinante cultura talayótica hasta sus paradisíacas playas y cielos estrellados, aquí se encuentran once razones que seducen de esta joya del Mediterráneo.
Con el 42% de su superficie protegida, Menorca es un paraíso natural que combina paisajes únicos con una rica biodiversidad. Declarada Reserva de Biosfera en 1993, destaca por lugares emblemáticos como el Parque Natural de s’Albufera des Grau, barrancos, senderos y caminos rurales perfectos para el turismo activo.
Calesfonts (Es Castell), el primer rincón de España donde amanece, y el Faro de Cabo de Artrutx o Punta Nati, ideales para disfrutar de románticas puestas de sol, son espectáculos naturales que reflejan la magia de la isla.
Con rutas adaptadas a todos los niveles, los caminos rurales y vías secundarias ofrecen una forma única de explorar los paisajes de Menorca durante todo el año.
Desde kayak, paddle surf y vela hasta snorkel y submarinismo, los casi 200 km de litoral menorquín ofrecen infinitas posibilidades para disfrutar de deportes acuáticos y descubrir su rica biodiversidad marina, incluidas las praderas de posidonia y cuevas submarinas.
Este sendero costero de 185 km, con más de 20 tramos, permite recorrer la isla bordeando el mar. Cada paso es una conexión con la naturaleza y la historia de Menorca, desde Binimel·la hasta Cala Pregonda, o de Cala Galdana a Sant Tomàs.
Productos como las avarcas, joyería contemporánea y cerámica representan la tradición y creatividad menorquina. Mercados locales y el Centro Artesanal de Menorca, en Es Mercadal, son perfectos para conocer y llevarse un pedazo de su rica herencia cultural.
Montar a caballo, especialmente en la costa norte, permite disfrutar de paisajes únicos mientras se conecta con la cultura ecuestre menorquina, reconocida desde el siglo XIV.
El legado talayótico de Menorca, con sus navetas, talaiots y taulas, ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Lugares como la Naveta des Tudons, Torralba de Salort y las necrópolis de Calescoves son testigos de una civilización que se remonta al año 2100 a.C., cautivando a los visitantes con su singularidad y misterio.
La baja contaminación lumínica de Menorca permite disfrutar de noches estrelladas incomparables. Como Destino Starlight desde 2019, ofrece experiencias astronómicas únicas, como observar las Perseidas desde La Vall.
Las playas del sur, como Macarella, Turqueta y Mitjana, destacan por sus aguas turquesas y arenas blancas, mientras que las del norte, como Cavalleria y Cala Pilar, ofrecen paisajes más salvajes y solitarios.
Los animados puertos de Maó y Ciutadella, o los bares junto al mar como los de Son Bou, son perfectos para relajarse con una copa después de un día lleno de aventuras.