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Cómo seguir un estilo de vida consciente y sostenible

15 de enero de 2025

Cómo seguir un estilo de vida consciente y sostenible

Aunque en la época en que vivimos el consumo desenfrenado parece ser la norma, lo cierto es que cada vez son más las personas que adoptan hábitos alternativos, éticos y responsables. En el ámbito cultural y literario, buen ejemplo de ello son quienes procuran adquirir siempre libros de segunda mano.

Estos tesoros impresos no solo nos permiten sumergirnos en historias fascinantes y adquirir conocimientos, sino que también representan una alternativa que, además de ser ecológica, beneficia directamente a nuestro bolsillo, algo que aplica para cualquier otro artículo o bien usado.

No solo hablamos de beneficios medioambientales: los libros que tienen un pasado siempre esconden aventuras previas que contar, al igual que sucede con una prenda de vestir, un objeto decorativo o una simple bicicleta.

El impacto medioambiental positivo de consumir libros de segunda mano y otros bienes usados

La fabricación de cualquier tipo de bien (y los libros están incluidos) no solo supone la destrucción de una ingente cantidad de recursos naturales, sino que también genera una huella de carbono de alta magnitud.

Desde la fabricación, embalaje y transporte hasta su destino final, cada una de las etapas productivas de cualquier objeto nuevo aumenta su huella de carbono. Adquiriendo bienes usados se compensa prácticamente toda la huella de carbono producida por sus homólogos nuevos.

¿Podemos imaginar cuál sería el impacto medioambiental global si la mayoría de los habitantes del planeta adoptasen estos hábitos de consumo sostenible? La respuesta correcta es que ese impacto positivo sería de proporciones difícilmente calculables.

Promoviendo la economía circular

Pero el impacto positivo del hábito de adquirir artículos y libros de segunda mano no termina ahí. Al adquirir objetos usados, también estamos promoviendo la economía circular, especialmente si tras su disfrute están en condiciones de volver a los mercados de ocasión.

En concreto, los libros pueden pasar de mano en mano e incluso de generación en generación. Por eso encajan a la perfección con los seguidores de la filosofía de la economía circular. Otros buenos ejemplos son los muebles, los objetos decorativos, los vehículos y los complementos de uso personal, caso de relojes y joyas.

Hábitos que van más allá de la sostenibilidad

Un beneficio indirecto de carácter intelectual es que la adopción de este tipo de hábitos sostenibles también nos ayuda a valorar más lo que tenemos y a reflexionar sobre nuestro pasado, presente y futuro.

Y es que cuando adquirimos libros usados o cualquier otro tipo de objeto de segunda mano, nos convertimos en los herederos de su historia anterior. Y si no encontramos en ellos pistas de esa historia, podemos soñar un poquito e imaginarnos cómo ha sido esta.

Lo mismo puede decirse si apostamos por la economía circular y, tras usarlos o leerlos, los volvemos a revender: imaginemos cómo serán sus nuevos propietarios y de qué forma los disfrutarán. ¿Volverán a cambiar de manos, prolongando el ciclo de sostenibilidad?

 

Cada objeto usado que compramos nos conecta con la idea de que las cosas pueden tener múltiples vidas y significados. Este cambio de perspectiva nos ayudará a apreciar más nuestros bienes y a luchar contra el consumismo que esclaviza a nuestra sociedad.

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