
31 de marzo de 2025
El uso masivo de dispositivos electrónicos y redes sociales ha transformado la forma en que las personas se comunican; ha cambiado el trabajo y el entretenimiento. Sin embargo, esta hiperconectividad también trae consigo un impacto en la salud mental: la fatiga digital. Cada vez más personas reportan sentirse mentalmente agotadas, con dificultades para concentrarse y con una sensación de estrés constante ante la avalancha de información.
Las notificaciones, los correos electrónicos y las redes sociales generan un estado de alerta permanente. El acceso inmediato a noticias y contenido empuja a consumir información de manera acelerada, sin tiempo para procesarla. Esta sobrecarga mental puede generar cansancio, ansiedad y dificultades en la toma de decisiones.
Además, la tendencia a realizar múltiples tareas al mismo tiempo—como responder mensajes mientras se trabaja o revisar redes sociales en momentos de descanso—disminuye la capacidad de atención y afecta el rendimiento cognitivo.
Diversos estudios han señalado que el uso excesivo de pantallas y la exposición constante a contenido digital pueden generar alteraciones en el sueño, irritabilidad y problemas de concentración. A largo plazo, este agotamiento mental puede contribuir al desarrollo de ansiedad, estrés crónico o incluso depresión.
En el ámbito laboral, la fatiga digital está estrechamente relacionada con el síndrome de burnout, una condición que afecta a trabajadores sometidos a altas exigencias y que tienen dificultades para desconectarse del entorno digital, incluso fuera del horario laboral.
La psicóloga, Paula Tirso, aporta algunos consejos para mitigar los efectos del agotamiento mental en la era digital. Cómo indica la experta "es clave adoptar hábitos que permitan un uso más saludable de la tecnología":
Establecer límites digitales: Reducir el tiempo frente a pantallas, especialmente antes de dormir, y delimitar momentos del día para revisar correos o redes sociales.
Fomentar actividades sin pantallas: Leer un libro, practicar ejercicio o realizar actividades al aire libre ayudan a desconectar y reducir la fatiga mental.
Practicar la atención plena: Técnicas como el mindfulness pueden ayudar a desarrollar una relación más consciente con la tecnología y mejorar la concentración.
Optimizar el entorno digital: Desactivar notificaciones innecesarias y organizar el espacio de trabajo para minimizar distracciones favorece la productividad y reduce la sensación de sobrecarga.
Aunque estos consejos son conocidos por la mayoría de personas, como experta, Paula comenta que es importante ser conscientes del impacto que está teniendo un determinado consumo o uso. Según Paula, "muchas veces se pasa de una tarea digital a otra sin pausa, lo que sobrecarga la mente con facilidad". Por otro lado, propone aumentar la cantidad de actividades incompatibles con el uso de pantallas. "La idea es aumentar actividades que sí son frecuentes en la propia rutina y que son incompatibles con esa actividad que se quiere reducir. Por ejemplo, si ya sale a pasear de forma frecuente y se quiere reducir el tiempo que se pasa en casa con el ordenador, incrementar en una hora el paseo no será un acto costoso, ya que es una actividad ya instaurada en la rutina y, sin embargo, tendrá mucho impacto reduciendo la cantidad de horas que se pasa haciendo uso de las pantallas".
Conclusión
La fatiga mental en la era digital es un desafío creciente en nuestra sociedad. Si bien la tecnología nos ofrece múltiples beneficios, es fundamental encontrar un equilibrio para evitar que el exceso de información y la conectividad permanente afecten nuestra salud mental. Desarrollar hábitos digitales saludables no solo mejora nuestro bienestar, sino que también nos permite aprovechar la tecnología de manera más consciente y productiva.
Desde el gabinete tienen experiencia trabajando con este tipo de problemática y otras problemáticas asociadas al desarrollo