
8 de mayo de 2025
Quien tiene el pelo rizado sabe que no se trata solo de lavarlo y listo. Los rizos tienen su carácter, sus tiempos y su forma de hablar. Y durante años, la mayoría de productos del mercado simplemente no escuchaban. El método curly no es una moda pasajera: es una forma de reconciliarse con el cabello natural, de cuidarlo con mimo y de dejar que haga lo que mejor sabe hacer… sin luchar contra él.
Si llevas tiempo oyendo hablar del famoso método, pero no sabes por dónde empezar, respira. No necesitas cambiar todo tu baño de golpe ni pasar horas viendo vídeos en bucle. Solo hace falta entender lo básico, tener los productos adecuados y, sobre todo, mucha paciencia.
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No todos los cabellos rizados son iguales. Hay ondas suaves, rizos más cerrados, espirales pequeñas… Saber en qué grupo estás (2A, 3B, 4C, etc.) te ayudará a elegir los productos que realmente necesitas y no caer en promesas universales que luego decepcionan.
El método curly se adapta a cada textura, pero lo que tienen en común todos los tipos es que necesitan hidratación, definición y libertad. La clave está en encontrar ese equilibrio.
Uno de los primeros pasos del método es abandonar los productos que llevan sulfatos, siliconas y alcoholes secantes. ¿Por qué? Porque estos ingredientes pueden resecar el cabello y eliminar los aceites naturales que los rizos necesitan para mantenerse definidos.
Existen champús sin sulfatos (también llamados “low poo”) y alternativas aún más suaves como los “cowash” (acondicionadores limpiadores).
Al principio puede costar acostumbrarse. El pelo no hace espuma, el lavado es más lento… pero los resultados se notan. Los rizos empiezan a recuperar forma, brillo y suavidad. Y sobre todo, dejan de sentirse castigados después de cada ducha.
El rizo seco no riza. Así de simple. Por eso, el acondicionador se convierte en un paso esencial. No vale con aplicar y aclarar rápido. Hay que masajear, desenredar con los dedos o con un peine de púas anchas y dejar que el producto actúe.
Después, dependiendo del tipo de cabello, puedes usar una mascarilla una o dos veces por semana para reforzar la hidratación. Las que llevan ingredientes como aloe vera, manteca de karité o aceite de coco suelen funcionar muy bien.
Aquí es donde muchas se rinden, pero también donde ocurre la magia. Porque no hay una sola forma de definir el rizo. Algunas prefieren el “plopping”, otras el “finger coiling”, otras simplemente aplicar el producto y dejarlo secar al aire.
Geles, cremas de peinado, mousses… hay opciones para todos los gustos. Lo importante es aplicar con el cabello muy húmedo, distribuir bien el producto y no tocar demasiado mientras se seca. Al principio puede parecer un ritual, pero con el tiempo se vuelve parte de la rutina.
El método curly no da resultados inmediatos. Es una carrera de fondo. Al principio el pelo puede verse raro, incluso algo encrespado. Pero si insistes, si respetas los tiempos y si aprendes a escuchar lo que tu cabello necesita, los rizos acaban apareciendo. Más definidos, más sanos y mucho más tuyos.