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La importancia del podólogo en la práctica deportiva

21 de mayo de 2025

Cada vez son más las personas que practican deporte. Gimnasio, running, pádel, ciclismo… independientemente de la disciplina, la actividad física se ha convertido en una tendencia consolidada. Sin embargo, este auge también ha venido acompañado de un incremento en las lesiones, muchas de ellas evitables.

En numerosos casos, el origen no se encuentra en un entrenamiento inadecuado ni en una condición física deficiente, sino en un aspecto más elemental: la forma de pisar.

En este contexto, la figura del podólogo deportivo adquiere un papel fundamental. Este profesional no solo se encarga de tratar patologías del pie, sino que trabaja desde la prevención, analizando el gesto, la pisada y la alineación corporal. Una labor que, hasta hace no mucho, estaba reservada a atletas de élite, pero que actualmente empieza a integrarse en cualquier planificación deportiva seria.

El pie como base del movimiento deportivo

Todo movimiento comienza en el pie. Cada paso, salto o giro durante la actividad física depende de una estructura compleja que debe responder con precisión y equilibrio. Cuando la pisada no es adecuada —ya sea por una desalineación, una sobrecarga en determinadas zonas o un gesto repetitivo incorrecto—, el cuerpo tiende a compensarlo. En ocasiones lo hace de forma silenciosa, y en otras, a través de síntomas evidentes: sobrecargas musculares, molestias en las rodillas, dolores lumbares o lesiones por repetición.

Es habitual que el foco no se sitúe en los pies cuando aparecen dolores en otras partes del cuerpo, pero en muchos casos ahí se encuentra el origen. Una pisada desequilibrada no afecta únicamente al pie, sino a toda la cadena biomecánica.

Detectar este tipo de alteraciones a tiempo puede suponer la diferencia entre entrenar de forma eficiente o convivir con molestias recurrentes.

Podología deportiva y biomecánica como herramientas de prevención

Uno de los grandes avances en la prevención de lesiones ha sido el conocimiento del movimiento propio de cada cuerpo. En esta tarea, la biomecánica y la podología deportiva juegan un papel esencial.

Mediante un estudio biomecánico de la pisada, el podólogo analiza cómo camina o corre una persona, cómo apoya el pie y si existen desequilibrios o patrones de movimiento que puedan derivar en problemas. Se trata de un análisis individualizado que permite identificar alteraciones que no son perceptibles a simple vista.

Gracias a esta valoración, es posible adelantarse a lesiones antes de que aparezcan: desde una fascitis plantar hasta molestias crónicas en la rodilla. No se trata únicamente de observar el pie, sino de comprender cómo se comporta todo el cuerpo durante la actividad.

Centros especializados como el Institut Mèdic DaVinci ya incorporan este tipo de estudios avanzados dentro de su servicio de podología y biomecánica, con resultados positivos tanto en deportistas profesionales como en quienes entrenan por salud.

Un gesto correcto reduce el riesgo. Y conocer el punto débil permite corregirlo a tiempo.

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