
29 de mayo de 2025
El 28 de abril de 2025, España, Portugal y Andorra sufrieron un colapso total del sistema eléctrico que dejó sin suministro a más de 50 millones de personas. Lo que comenzó como una pérdida súbita de generación se convirtió, en cuestión de segundos, en un apagón generalizado.
Este evento ha puesto en evidencia las vulnerabilidades estructurales de la red eléctrica peninsular en un momento de transición energética acelerada. Xavier Palacios Gubau, Ingeniero en Electrónica Industrial y Automática, Ingeniero Técnico Industrial, Ingeniero Técnico de Telecomunicación y Máster en Eficiencia Energética y Sostenibilidad reflexiona sobre las distintas informaciones disponibles hasta la fecha.
Xavier Palacios considera que una de las claves para entender el colapso reside en la diferencia entre tecnologías generadoras. Existen fuentes que no solo inyectan energía, sino que también conforman la señal eléctrica: es decir, generan frecuencia, tensión y ángulo de fase. Este es el caso de la generación síncrona (hidroeléctrica, nuclear, ciclos combinados). Son el “guía” que marca el ritmo del sistema.
Por el contrario, tecnologías como la solar fotovoltaica o la eólica operan mediante inversores que no generan la señal, sino que la “leen” y se acoplan a ella. Siguen la red, pero no la sostienen.
De acuerdo con Xavier, la metáfora es clara: un corredor ciego puede avanzar a gran velocidad si su guía es firme. Pero si el guía tropieza, inevitablemente caerá con él. Eso entiende que fue lo que ocurrió el 28A: la red perdió sus generadores estructurales y, al hacerlo, los seguidores se quedaron sin referencia.
El 30 de marzo, menos de un mes antes del apagón, Xavier Palacios Gubau había advertido públicamente de la fragilidad creciente de la red eléctrica española en el artículo “¿Está preparada la red eléctrica para una movilidad masiva?”. En este el ingeniero analizaba cómo el crecimiento acelerado del vehículo eléctrico añadía una nueva presión a una red que ya mostraba signos de estrés por la generación no gestionable. El 28A, esa debilidad latente se manifestó de forma contundente.
Xavier Palacios destaca que la escasa interconexión de la península ibérica con Europa agrava esta situación. Actualmente, España y Portugal disponen de solo un 3% de interconexión eléctrica efectiva con el continente, muy por debajo del mínimo recomendado del 15%. Cuando se detectaron oscilaciones de baja frecuencia —ya inusuales por sí mismas— Francia optó por desconectarse automáticamente para proteger su red, aislando aún más a la península en su momento crítico.
“Una red con alta penetración de renovables necesita también más musculatura estructural, almacenamiento y respaldo internacional”, apunta Montserrat Zamorano, catedrática de Energía en la Universidad de Granada. Por su parte, Ana Isabel Perán, ingeniera de RTE France, insiste: “la coordinación internacional no puede ser una opción: debe ser una obligación técnica y política”.
Según Xavier Palacios Gubau, este suceso reabre el debate sobre cómo avanzar en la transición energética. No se trata de frenar las renovables, sino de integrarlas de forma segura. Como advertía José Bogas, CEO de Endesa, “estamos digitalizando la red, pero no le estamos dando todavía la inteligencia ni el músculo para sostenerse ante eventos extremos”.
El camino pasa por reforzar los elementos conformadores (como hidroeléctrica o nuclear), incorporar tecnologías “grid-forming” capaces de simular una red estable, e invertir en almacenamiento eléctrico a gran escala. Sin estos pilares, los seguidores de red —por muchos que sean— no pueden sostener el sistema por sí solos.
El apagón del 28A ha obligado a Red Eléctrica de España a revisar sus protocolos, automatismos y sistemas de control. La Comisión Europea estudia también medidas para reforzar la infraestructura y aumentar la interconexión. Pero el debate va más allá: ¿cómo regular un sistema donde los actores son cada vez más electrónicos, dispersos y dinámicos? Xavier Palacios sostiene que la red necesita cerebro (automatización), corazón (capacidad de generación firme) y columna vertebral (interconexión y respaldo). En definitiva, requiere estructura para guiar a millones de seguidores que, de lo contrario, caerán cuando el sistema tambalee.
El 28A fue un síntoma, no una excepción. Para Xavier Palacios, este suceso demostró que no basta con descarbonizar: hay que electrificar con sentido, con control y con estructura. La estabilidad ya no se puede dar por sentada, y la resiliencia debe convertirse en objetivo estratégico.
La transición energética es irrenunciable. Pero también debe ser técnicamente sólida. Porque en la era eléctrica, no basta con producir: hay que guiar.