
29 de mayo de 2025
La ingeniería es una de las profesiones más decisivas para el desarrollo de las sociedades modernas. Desde la energía que consumimos hasta las infraestructuras que utilizamos a diario, todo pasa por manos de ingenieros e ingenieras que diseñan, calculan, supervisan y garantizan que las cosas funcionen con seguridad, eficiencia y sostenibilidad. Sin embargo, detrás del ejercicio responsable y cualificado de esta profesión hay una figura muchas veces poco visible: el colegio profesional.
En este sentido, consultando a Xavier Palacios, Ingeniero en Eléctronica Industrial y Automática, y Ingeniero Técnico de Telecomunicación; expone su visión desde la vertiente de colegiado y ejerciente de la profesión (con más de 15 años de colegiación), así como de la visión de las administraciones públicas por su paso como técnico municipal.
En España, la colegiación no es un trámite opcional para muchas especialidades de la ingeniería: es una exigencia legal. Según la Ley de Colegios Profesionales (Ley 2/1974), la colegiación es obligatoria cuando el ejercicio profesional afecta a la seguridad, salud, medioambiente o interés general, como ocurre en proyectos de ingeniería técnica, certificaciones, direcciones de obra o informes técnicos.
Esta obligación tiene un objetivo claro: proteger a la ciudadanía y garantizar que quien ejerce la profesión está cualificado y actúa conforme a unas normas éticas. El colegio actúa, en este sentido, como un filtro y garante: comprueba que quien se colegia tiene la titulación adecuada, que no ha sido inhabilitado, y que se somete a un código deontológico.
Pero los colegios profesionales no son solo órganos de control: son también una fuente de apoyo, acompañamiento y crecimiento profesional. Para muchas personas colegiadas, el colegio es su primera red de contacto con el mundo laboral, un espacio donde se accede a formación especializada, asesoramiento técnico y legal, seguros de responsabilidad civil, visado de proyectos, bolsas de empleo o apoyo en concursos públicos.
Además, los colegios son espacios donde se construye comunidad. En ellos se conectan profesionales de distintos sectores, generaciones y especialidades. Se comparten inquietudes, se impulsan proyectos colaborativos, se organizan jornadas técnicas, premios, grupos de trabajo o comisiones. Es, en definitiva, un entorno vivo que fortalece la identidad profesional y crea oportunidades reales.
Otra función clave del colegio es la de representar a la profesión ante las administraciones, los medios y la sociedad. Esto significa participar en procesos legislativos, defender los intereses de la profesión ante cambios normativos, promover buenas prácticas y dar visibilidad a la ingeniería en debates públicos, foros o iniciativas estratégicas.
En un momento de transformación energética, digital y social, los colegios también tienen un rol fundamental como impulsores del cambio. Promueven el papel de la ingeniería en la transición ecológica, apoyan a los jóvenes talentos, fomentan la igualdad de género en el sector, y conectan universidades, empresas y administraciones para acercar la formación a la realidad profesional.
Por otra parte, ante las administraciones públicas, la presentación de documentación visada o revisada por el colegio oficial, aporta seguridad jurídica tanto del técnico firmante como de la documentación elaborada, asegurando que hay un responsable de la actuación a acometer identificado y acreditado.
Colegiarse no es simplemente cumplir con una normativa: es tomar una decisión profesional madura, comprometida y con visión de futuro. Es entender que la ingeniería no se ejerce en solitario, sino que forma parte de un ecosistema que necesita estructuras de calidad, confianza y representación colectiva.
En tiempos donde la profesión requiere adaptación constante, valores sólidos y proyección internacional, los colegios profesionales se posicionan como aliados estratégicos para cada persona ingeniera. Un espacio donde se unen tradición y modernidad, rigor técnico y vocación social.
Porque la ingeniería es mucho más que una carrera: es una forma de transformar el mundo. Y para hacerlo bien, es fundamental hacerlo juntos, con respaldo, con garantías… y con un colegio profesional al lado.
Por este motivo, Xavier también se presenta a una candidatura de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Graduados Industriales de Barcelona (ENGINYERS BCN), así como se presentó a la del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Graduados de Telecomunicación (COITT); y pertenece, de forma colegiada y en activo a éstos colegios además del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Graduados de Telecomunicación de Catalunya (COETTC) y del Colegios Oficial de Agentes Comerciales de Barcelona (COACB).