
5 de junio de 2025
La figura del lobo ibérico ha sido históricamente objeto de fascinación, controversia y simbolismo en la cultura peninsular. Considerado un animal totémico, a medio camino entre la amenaza y la leyenda, su presencia en espacios naturales como la Montaña Palentina ha suscitado numerosas interpretaciones desde la literatura, el cine o el arte contemporáneo. En este contexto, el escritor Diego de Membiela incorpora esta figura a su imaginario creativo con una propuesta que combina narrativa, ilustración y evocación simbólica.
LOBO – El solitario de la Montaña Palentina es una novela que parte de una premisa original: relatar la vida de un lobo ibérico desde una perspectiva íntima, vinculada a la experiencia sensorial y emocional del animal en su hábitat natural. A través de una estética sobria y una estructura de narración visual, el trabajo plantea una lectura silenciosa sobre la relación entre el ser vivo y el territorio que habita, evitando el lenguaje grandilocuente y priorizando la conexión instintiva y esencial.
La obra propone una reflexión sobre la soledad, el instinto, la observación y la resistencia, tomando como punto de partida la geografía emocional de la Montaña Palentina. El paisaje no se presenta solo como escenario, sino como parte activa de la construcción identitaria del protagonista: un lobo solitario que transita el bosque, las cumbres y los valles con la precisión de quien conoce cada grieta del terreno.
El texto evita la dramatización o el lenguaje efectista, optando por una prosa contenida que pone el acento en los detalles, en la percepción animal del tiempo y en el vínculo ancestral entre especie y medio. A lo largo del relato, el lector asiste al desplazamiento de un ser que observa, recuerda, calcula, descansa y se adapta, revelando una existencia compleja y serena marcada por la autonomía.
Con esta obra, Diego de Membiela continúa su trayectoria en la creación de novelas que dialogan con la naturaleza, el silencio y los arquetipos animales. LOBO – El solitario de la Montaña Palentina se inscribe en una línea de trabajo donde el arte se convierte en vehículo para explorar la relación entre identidad, entorno y memoria. La figura del solitario, lejos de representar una condición marginal, se presenta aquí como un símbolo de adaptación, conocimiento y equilibrio con el medio.