
10 de junio de 2025
En el entorno empresarial actual, cada vez más regulado y expuesto al escrutinio legal, las empresas necesitan algo más que una buena gestión. Necesitan anticiparse y también saber reaccionar. Aquí es donde entran en juego dos conceptos clave: compliance penal y defensa corporativa. Aunque suenen similares, no lo son. Y entender sus diferencias puede ser la clave para evitar una crisis legal de grandes dimensiones.
El compliance penal no es un lujo ni un sello de imagen, es una necesidad estratégica. Hablamos de un sistema que identifica los riesgos penales a los que está expuesta una empresa y establece protocolos, políticas internas, formación continua y canales de denuncia para prevenir cualquier conducta delictiva en su entorno.
No solo se trata de cumplir con la ley, sino de demostrar que la organización actúa con diligencia y responsabilidad. De hecho, la existencia de un programa de compliance eficaz puede incluso eximir o atenuar la responsabilidad penal según el artículo 31 bis del Código Penal.
Cuando una empresa, su directiva o sus empleados ya están siendo investigados o imputados por un delito, es el momento de la defensa corporativa. Se trata de una estrategia jurídica reactiva, diseñada para proteger los intereses de la compañía en un procedimiento penal.
Desde la recopilación de pruebas, hasta la negociación con la fiscalía, la estrategia procesal en juicio y la presentación de recursos, esta defensa debe estar dirigida por abogados penalistas expertos en derecho penal económico y en representación de personas jurídicas. El objetivo: minimizar daños legales, económicos y reputacionales.
El compliance penal trabaja antes del problema. La defensa corporativa actúa cuando el problema ya está sobre la mesa. El primero busca evitar sanciones. El segundo intenta suavizar o eliminar las consecuencias cuando estas ya amenazan.
Por tanto, lejos de excluirse, son dos herramientas que deben convivir. Una empresa verdaderamente preparada es aquella que ha diseñado su escudo (compliance) pero también sabe blandir la espada (defensa).
No basta con copiar un modelo estándar y dejarlo en un cajón. Muchos programas fracasan por falta de adaptación al negocio, ausencia de implicación de la dirección, poca formación interna o canales de denuncia mal gestionados. El compliance penal necesita revisarse, actualizarse y, sobre todo, integrarse en la cultura empresarial.
Este perfil profesional es mucho más que un defensor en sala. Asesora en la implantación de modelos de prevención penal, lidera auditorías, evalúa riesgos y diseña estrategias a medida para cada empresa. Su intervención permite pasar de la improvisación a la anticipación.
Comprender las diferencias entre el compliance penal y la defensa corporativa no es solo una cuestión técnica, sino una necesidad estratégica para cualquier empresa que aspire a operar con solidez jurídica y reputación intachable. Integrar ambos enfoques permite anticiparse a riesgos, responder con solvencia ante procedimientos judiciales y fortalecer el gobierno corporativo.
En Martín & Parés Abogados ayudan a empresas a construir estructuras legales blindadas frente a posibles contingencias penales, acompañándolas tanto en la prevención como en la defensa. Su experiencia y especialización les permite diseñar estrategias a medida para proteger lo que más importa: la continuidad, la reputación y la tranquilidad jurídica del negocio.