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Juan María de Prada, un ecritor escondido

10 de julio de 2025

Confundidos por la ingente producción editorial, desbordados por un mercado comercial y oportunista, abotargados por los millones de mensajes que trasladan las redes sociales, es fácil pensar que el ingenio y la imaginación solo tienen esos cangilones, fuera de los cuales tan solo habita la trivialidad o la impericia.

Para fortuna del curioso lector, bajo el piélago de títulos de famosos, locutores y frikis del colorín que se travisten de escribidores, a veces se encuentra esa joya perdida, encomiable fruto de la pasión literaria urdida en la soledad del genuino escritor. Es el caso de Fúlgido acre (2025), la última novela que Juan Maria de Prada vierte al panorama literario sin otras armas que su buen oficio y perspicaz mirada. Se trata de una novela de escritor que escribe otro escritor y analiza con su mánager. Trama con fondo de novela negra y espíritu crítico contra la doble moral, la falsa independencia del periodismo, el trapicheo de los premios literarios, el fraude en el arte contemporáneo o la trampa de los realitys. Siguiendo las roderas del pícaro, el protagonista alzará su voz ética contra los males de una sociedad halagada en la mentira, falacia con la que intentará ocultar la propia. De su protagonista, Ignacio Ferreras, se saben su ideario y avatares expresados en Retrato del artista intransigente (1991), de los que ahora, cínico y coriáceo, hace enmienda a la totalidad. 

Sorprende gratamente su lectura, tanto por su original planteamiento como por su acendrado estilo, y alienta el deseo de conocer más obras del autor.

Desde su debut con Verde, negro (1985), novela poliédrica y polifónica sobre la Transición política, Juan María de Prada ha labrado una carrera literaria preñada de originalidad y rebeldía. Rabo de león (1989) es una ironía sobre la novela negra, la historia de un super detective enfrentado cual apuesto caballero a los supuestos Molinos del Mal. Si en Trastornados por la Luna (1987), en Mieles pérfidas (1991) o en Amor, amor (1994) usa los recursos del folletín, la radionovela o el collage para la crítica social, en Retrato del artista adopta el estilo de la gran literatura para reivindicar la libertad de la heterodoxia y poner en solfa el canon y los tópicos literarios. La herencia de don Emiliano (2015), crónica rosa estrafalaria y solapado ensayo político y literario, será la crítica del periodismo amarillo, de la sacra literatura y de la práctica partidista bajo una trama de corrupción política y económica.  

Nuestra Democracia (2008) o La sonrisa gótica (2005) son verdaderos ensayos que presentan a un sagaz intelectual que no se conforma con la ficción para analizar y discriminar lo que de válido o falaz hay en nuestras instituciones y comportamientos colectivos.

Sorprende y agrada saber que más allá de la marabunta mediática y redial, sigue habiendo escritores que, al margen del mercado, liban sus obras al modo y manera de la abeja de Matino, como Horacio y tantos genios de la literatura que transmite y engrandece la historia. 

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