
12 de septiembre de 2025
Existen ferias que se montan para exhibir. Y existen otras, como Montmartre, que se conciben para conectar. No se trata únicamente de mostrar obras, sino de activar diálogos, de provocar resonancias, de hacer visible lo que verdaderamente importa en el arte contemporáneo: la capacidad de una obra para atravesar al espectador, dejar una huella y acompañarlo en el tiempo.
Montmartre no es una feria cualquiera. Se trata de una curaduría estratégica nacida de la convicción de que el arte no se adquiere por impulso, sino por conexión. En este espacio no se habla de precios sin hablar de procesos, no se aborda la estética sin hablar de intención y no se concibe a los artistas como simples proveedores de objetos, sino como agentes culturales con voz, mirada y dirección.
Y sí: hacen lo posible para que sus obras encuentren hogar.
Porque entienden que detrás de cada pieza hay años de búsqueda, dudas, disciplina, estudio, riesgos y decisiones difíciles. Por eso cuidan cada paso del recorrido comercial: desde la presentación visual hasta la narrativa, desde el posicionamiento estratégico hasta el contacto con cada posible comprador. Nada se deja al azar. Cada artista que participa en Montmartre forma parte de una comunidad que no solo crea, sino que también se forma, se proyecta y se acompaña. Y desde 1819 Art Gallery se hace todo lo posible para generar oportunidades reales de venta, proyección y consolidación.
Montmartre es una invitación a coleccionar con criterio y sensibilidad. A ver más allá de lo decorativo. A dejarse impactar por obras que no piden permiso, sino que se instalan en la memoria.
El perfil de coleccionista al que se dirige Montmartre no es un comprador impulsivo ni un especulador estético. Es alguien que reconoce que el verdadero lujo está en el vínculo: con la obra, con el artista, con su historia. Un perfil que valora la autenticidad y sabe identificar el momento preciso para apostar por un creador que está a punto de dar un gran salto.
Y ese momento es ahora.
Los artistas que forman parte de esta feria no improvisan: profundizan, consolidan y profesionalizan su presencia. Son nombres que ya no se conforman con la exposición local o la visibilidad pasajera; buscan integrarse en el mapa internacional del arte, y cuentan con las herramientas, la formación y el acompañamiento necesarios para lograrlo.
Esta edición de Montmartre reúne a una constelación de creadores que, desde distintas técnicas, temáticas y trayectorias, comparten una misma energía: la voluntad de crear con sentido, y proyectarse con inteligencia.
Alejandro Gaxiola, Alonso Camarero, Ana Sandonis, Antonio Galvez, Ari Xen, Betrix-Art, Catalin, Cecy Lopez, Consuelo Zaballa, D.Tin, De Mateo, Elena Rafart, Elena Sánchez Calatrava, Ella Es Arte, Félix Pantoja, Fernando Lázaro, Higuera, J.A. Del Río, Jack Avalos, José Alguer, José Andrés Prieto, José Laris, José María Nezro, Lalla, Luis De Casasola, Luis González Palacios, Luis Lorent, Manuel Cortizo, María Begoña, Massieu, Meneses, Mili, Nono, Olga Navarro, Óscar Macías, Patricia Caldevilla Egea, Patricia Vieyra, Pau Yoez, Perla María, Rafael L. Bardají, Ramírez Mata, Reya, Sebastián Goñi, Sofía Uriarte, Sol Alcaraz, Soren7.
Cada uno de estos artistas ha sido acompañado, formado y seleccionado bajo criterios que integran curaduría, proyección internacional y madurez discursiva. Esta no es una feria abierta a cualquiera. Es un ecosistema selectivo, pero profundamente humano, donde cada artista es impulsado desde su esencia, no desde moldes externos.
Montmartre es la confirmación de que el arte puede y debe ser sostenible. Demuestra que es posible vivir del arte sin traicionar la autenticidad, vender sin convertir la obra en mercancía vacía y crecer sin perderse en el camino.
A los coleccionistas se les ofrece un espacio donde encontrar piezas con visión, con alma y con futuro. A los artistas se les recuerda que todo esto se hace también por y para ellos: para que puedan mirar con orgullo su participación, para que se sientan respaldados, comprendidos y representados.
Cada visita a esta feria es una oportunidad de descubrir lo que no se percibe a simple vista: el arte en su estado más vital, más comprometido y más transformador.
Bienvenidos a Montmartre.
Una feria donde el arte encuentra su lugar.
Y el coleccionismo, su verdadero sentido.