
13 de octubre de 2025
El turismo residencial en Formentera ha experimentado una evolución constante, consolidándose como una de las opciones preferidas para quienes priorizan la privacidad, el entorno natural y la desconexión del ritmo urbano. En este contexto, las casas vacacionales se han convertido en una alternativa a los formatos tradicionales de alojamiento, especialmente en zonas donde el paisaje, la arquitectura y la identidad local forman parte del atractivo principal.
En el entorno natural de Es Cap de Barbaria, Can Corda ofrece una propuesta diferenciada de casas vacacionales en Formentera. Se trata de un conjunto de cinco alojamientos independientes, situados en una finca de acceso asfaltado rodeada de sabinas y pinares, que conservan el carácter de la arquitectura tradicional mediterránea. Cada una de estas viviendas ha sido restaurada para ofrecer todas las comodidades actuales, sin renunciar al encanto original que caracteriza a las edificaciones locales.
Los cinco alojamientos que conforman Can Corda presentan capacidades y configuraciones distintas, lo que permite adaptarse a las necesidades de diferentes perfiles de huéspedes, desde familias hasta grupos de amigos en busca de un entorno tranquilo. Todos los espacios han sido diseñados para preservar la armonía con el entorno y facilitar una estancia funcional, cómoda y serena.
Las casas cuentan con cocinas totalmente equipadas, salones amplios con televisor de pantalla plana, equipo de música y dormitorios dobles con decoración sobria y relajante. La luz natural, los acabados tradicionales y la distribución de los espacios permiten disfrutar de una experiencia de descanso vinculada al territorio, lejos de modelos estandarizados. La ubicación en Es Cap de Barbaria, uno de los enclaves más valorados por su tranquilidad, aporta además una conexión directa con la naturaleza y con la parte más serena de la isla.
El origen de la finca se remonta a principios del siglo XX. Sus propietarios originales, Esperanza y Damián, nacieron en Cap de Barbaria en el año 1900 y vivieron toda su vida dedicados a la agricultura. Fueron testigos de los primeros movimientos turísticos en la isla, cuando los visitantes llegaban atraídos por la autenticidad del paisaje y por la singularidad de lugares como Es Cap. Aquel turismo incipiente, marcado por la llegada de los primeros viajeros alternativos, puso las bases de una transformación que, décadas después, se consolidaría como motor económico de Formentera.
Más de cien años después, las nuevas generaciones han adaptado estas viviendas a las necesidades actuales del alquiler vacacional, manteniendo el vínculo con la historia familiar y con el paisaje original. Esta continuidad intergeneracional refuerza el valor intangible de la propuesta, que combina patrimonio rural, hospitalidad local y una apuesta clara por un modelo turístico sostenible y respetuoso.
La propuesta de Can Corda representa un ejemplo de cómo las casas vacacionales en Formentera pueden ofrecer una experiencia diferenciada cuando se parte de la autenticidad, el respeto por el entorno y una atención cuidada a cada detalle.