 
                                                        31 de octubre de 2025
 
					
					La Inteligencia Artificial (IA) ya no es una promesa: es la palanca de transformación más poderosa de la economía global. En 2025, la IA ha pasado de ser un experimento a convertirse en un componente estructural del negocio. Según McKinsey, el 78% las organizaciones utiliza IA en al menos una función, frente al 55% hace apenas un año, y más del 40 % planea aumentar sus inversiones en más del 25 % durante 2025. PwC confirma que casi la mitad de los líderes empresariales ya integra la IA en su estrategia central, aunque solo una minoría logra escalar sus resultados de forma efectiva.
En este contexto, ESEUNE Business School lanza la tercera edición del Programa Ejecutivo en Inteligencia Artificial, una formación diseñada específicamente para directivos y líderes empresariales que necesitan comprender el impacto real de la IA en sus modelos de negocio y aprender a diseñar y desplegar una estrategia sólida que transforme sus organizaciones.
Los informes internacionales coinciden: la IA no solo ofrece ventajas competitivas, sino que también plantea desafíos que requieren liderazgo y visión. Las ventajas que señalan las empresas que han desplegado estrategias IA son notables:
Eficiencia y productividad: hasta un 30% reducción de costes operativos, según PwC.
Aceleración del desarrollo de productos: empresas con IA en I+D lanzan innovaciones un 35 % más rápido (BCG, 2025).
Mayor personalización: el uso de IA generativa permite elevar hasta un 20 % el índice de satisfacción del cliente.
Pero en su despliegue las empresas han de hacer frente a múltiples retos: desde el déficit de talento con competencias digitales, hasta la complejidad de integración con los sistemas heredados, pasando por la desconfianza social y los marcos regulatorios.
La conclusión es clara: no basta con experimentar con IA. Las empresas necesitan dirección estratégica, competencias ejecutivas y liderazgo transformador.
Para la alta dirección, comprender la IA de forma superficial ya no es suficiente. La competitividad dependerá de saber convertir el potencial tecnológico en ventaja de negocio. Formarse en IA es, por tanto, una prioridad estratégica para:
Diseñar una estrategia de IA alineada con el negocio: establecer objetivos, métricas, casos de uso prioritarios y ROI esperado.
Gestionar riesgos y cumplimiento: integrar principios de ética, transparencia y gobernanza, en línea con la normativa europea.
Desplegar tecnología con eficacia: seleccionar herramientas adecuadas, construir equipos híbridos y asegurar la integración con la infraestructura existente.
Liderar el cambio cultural: preparar a la organización, formar al personal y fomentar la adopción responsable.
Innovar con fundamento: evitar la adopción reactiva y situar la IA como un motor estructural de creación de valor.
El Programa Ejecutivo en Inteligencia Artificial de ESEUNE ha sido diseñado para dotar a los directivos de una visión integral y práctica. No se trata solo de aprender herramientas, sino de entender cómo la IA redefine la cadena de valor completa y cómo liderar esa transición.
El programa supone para el alumno una dedicación de 40 horas distribuidas a lo largo de 10 semanas, con sesiones lectivas vía Zoom. Entre los contenidos clave destacan:
Impacto estratégico de la IA en los modelos de negocio: identificación de nuevas fuentes de ventaja competitiva.
Aplicaciones por áreas: marketing, finanzas, operaciones, industria 4.0, recursos humanos y experiencia del cliente.
Diseño del plan de acción: cada participante elabora su Hoja de Ruta de IA corporativa, personalizada y aplicable a su empresa.
Gestión de la cultura y el cambio organizativo: cómo impulsar la adopción y convertir la IA en una competencia transversal.
El PIA de ESEUNE parte de una premisa contundente:
“Integrar la IA no es una opción, es la diferencia entre liderar el mercado o quedarse atrás.”
La Inteligencia Artificial representa el nuevo campo de batalla de la competitividad empresarial. Las compañías que logren integrarla estratégicamente aumentarán su productividad hasta un 40 % (Accenture, 2025), mientras que aquellas que permanezcan inactivas corren el riesgo de perder cuota de mercado en menos de tres años.