3 de noviembre de 2025
					
					El nuevo documental de Juanma Suárez, con Laura Muñoz Liaño (24Violets) como productora ejecutiva y coguionista, se estrena en el Festival de Cine Europeo de Sevilla (días 8 y 9 de noviembre) antes de su llegada a los cines el 16 de noviembre.
La cámara se detiene sobre el escenario vacío de un teatro de Jerez. Una mujer avanza lentamente, como si midiera el aire. Es Cristina Hoyos, la bailaora más universal del flamenco que vuelve a bailar, quizá por última vez. Lo hace en silencio, con los ojos encendidos por la emoción de quien ya no necesita demostrar nada.
Así comienza Sueños Flamencos, el largometraje documental dirigido por Juanma Suárez y escrito junto a Laura Muñoz Liaño, productora ejecutiva del proyecto y alma femenina de la producción andaluza 24Violets.
La película se presenta estos días en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, dentro de la sección Panorama Andaluz, los días 8 y 9 de noviembre. Con una mirada serena y luminosa, el filme ofrece un retrato íntimo de Hoyos, que repasa sus grandes momentos y sus heridas con la elegancia de quien ha hecho de la danza una forma de existir.
“Sueños Flamencos no es solo un documental sobre Cristina Hoyos, es una conversación con el tiempo”, explica el director Juanma Suárez, también responsable de la fotografía y el montaje. “Queríamos mirar más allá del mito, acercarnos a la persona que respira detrás del icono, a esa mujer que sigue soñando cuando ya lo ha vivido todo”, añade.
El relato se construye con un ritmo que imita el compás del baile: pausado, envolvente, lleno de silencios. Entre imágenes de archivo y secuencias actuales rodadas en Sevilla, Jerez y Madrid, Hoyos se mira a sí misma sin nostalgia. A sus 78 años, conserva una presencia magnética. Habla del amor, de la enfermedad, de la pérdida, pero también de la risa y del arte como redención.
“Bailar es recordar con el cuerpo”, dice en uno de los pasajes más conmovedores del film.
El proyecto lleva también la impronta de Laura Muñoz, productora ejecutiva y coguionista, que ha acompañado el proceso creativo desde su origen. “Cristina representa algo más que una artista: es una mujer que ha hecho de su cuerpo un lenguaje y de su carrera un espejo de resistencia”, señala Muñoz. “Esta película no solo cuenta su historia, sino la de muchas mujeres que siguen soñando a pesar del paso del tiempo”, agrega.
Desde su productora Producciones 24Violets, Muñoz ha consolidado una línea de cine social y artístico con mirada femenina, y en Sueños Flamencos aporta la delicadeza narrativa y la profundidad emocional que atraviesan toda la obra. Su visión se complementa con la dirección sensible de Suárez, que rehúye la grandilocuencia y el artificio para construir una poética visual desde lo esencial: la luz, el gesto, el silencio.
Producida por 24Violets, Cinnamon Factory y El Legado Soluciones, con coproducción internacional y el apoyo institucional de la Junta de Andalucía y el Canal Sur, la película incluye testimonios de grandes figuras del baile y del teatro.
Rodada entre luces cálidas y sombras precisas, Sueños Flamencos combina material inédito con fragmentos de archivo que muestran a una Hoyos joven, poderosa, en pleno vuelo. El montaje alterna esa energía vital con la serenidad del presente, en un diálogo entre la mujer que fue y la que sigue siendo.
Para Cristina Hoyos, que se retiró de los escenarios hace años, el documental ha sido también una forma de reconciliación con su propio camino. “A veces una vida entera cabe en un solo movimiento”, confiesa en la película.
Su figura, a medio camino entre mito y memoria viva, vuelve a recordar por qué el flamenco es mucho más que un arte: es una manera de mirar el mundo, de sentirlo y de sobrevivirlo.
El estreno en el Festival de Cine Europeo de Sevilla marca el inicio de un recorrido que continuará por salas españolas y festivales internacionales. El 8 de noviembre, Sueños Flamencos llegará al Cine Cervantes para encontrarse con su público.
Y cuando la luz se apague, quedará la imagen de Cristina Hoyos caminando hacia el centro del escenario, en silencio. El eco de un tacón que ya no golpea el suelo, pero que sigue resonando en la memoria colectiva.
Porque hay artistas que no se despiden: simplemente siguen bailando dentro de quienes los recuerdan.