24 de diciembre de 2025
El proceso de dejar el pañal marca una etapa clave en el desarrollo infantil. Si bien suele asociarse únicamente con la madurez neurológica o conductual del niño, en algunos casos los retrasos o dificultades en el control de esfínteres pueden esconder causas médicas que requieren evaluación profesional. El Dr. Daniel Cabezalí, especialista en urología pediátrica, subraya la importancia de diferenciar entre la variabilidad dentro de lo normal y los signos que podrían indicar una disfunción urológica o del desarrollo.
En la mayoría de los casos, este paso ocurre sin complicaciones graves. No obstante, cuando se presentan escapes persistentes o dificultades prolongadas más allá de los plazos esperables, conviene valorar si existe algún factor anatómico o funcional que esté interfiriendo en el proceso. Identificar esta diferencia de forma temprana es esencial para garantizar un abordaje adecuado y evitar complicaciones futuras.
Según la literatura médica, la edad promedio para dejar el pañal durante el día se sitúa entre los 2 y los 3 años. El control nocturno suele adquirirse entre los 3 y 5 años, aunque algunos niños pueden necesitar algo más de tiempo. Esta variabilidad no necesariamente implica un trastorno, pero si a los 5 años persisten escapes diurnos frecuentes o incontinencia nocturna total, es recomendable consultar con un especialista.
El control de esfínteres en niños implica el desarrollo de mecanismos neurológicos y musculares que permiten reconocer la necesidad de orinar, postergar la micción y ejecutarla en el momento adecuado. Si estos mecanismos no se establecen correctamente o si existe una alteración funcional de la vejiga, pueden aparecer síntomas como escapes involuntarios, urgencia miccional o infecciones urinarias recurrentes.
Una de las dudas más frecuentes entre familias y educadores es distinguir si los escapes de orina son consecuencia de un simple despiste durante el juego o si obedecen a un problema más profundo. En el primer caso, los niños suelen estar secos durante largos periodos, tienen una micción voluntaria y los escapes ocurren en contextos de distracción. En cambio, la incontinencia verdadera suele ser involuntaria, recurrente y a menudo acompañada de otros síntomas.
Los signos de alerta que justifican una evaluación por parte de un urólogo pediátrico incluyen: escapes diurnos persistentes tras los 5 años, infecciones urinarias frecuentes, pérdida de control tras haberlo adquirido previamente, y la coexistencia de síntomas digestivos como estreñimiento severo.
El Dr. Daniel Cabezalí, con experiencia en la evaluación y tratamiento quirúrgico de patologías urológicas pediátricas, destaca que muchas disfunciones miccionales tienen solución si se detectan a tiempo y se abordan de forma multidisciplinar, incluyendo pautas conductuales, tratamientos médicos o intervenciones específicas cuando es necesario.
Detectar cuándo es normal dejar el pañal y cuándo se requiere intervención médica permite actuar con criterio, sin alarmismos ni demoras injustificadas.