31 de octubre de 2023
Para el estratega financiero Daniel Paloma Freire, invertir en la bolsa americana es una de las estrategias más efectivas para consolidar una carrera exitosa en el mercado de valores.
El Departamento de Análisis Financiero de Bankinter ha actualizado su informe sobre los cambios en las composiciones de las principales carteras americanas con el objetivo de ofrecer a los inversores una idea más amplificada de lo que pasa con este mercado y sus implicaciones a nivel mundial. En esta ocasión, Paloma Freire explica algunos de los principales hallazgos de este informe, teniendo en cuenta factores como el crecimiento del mercado, la valorización de los diferentes sectores y las acciones que mayor crecimiento tuvieron durante el 2022 y lo que va de 2023.
Aunque se mantiene una clara tendencia por las acciones relacionadas con el sector tecnológico, otros mercados como el financiero y el de los hidrocarburos han repuntado en los últimos meses en términos de valorización. La acción de United Health, por ejemplo, registró en el último mes un aumento importante, así como la de ExxonMobil y JP Morgan. Salen Salesforce, TSMC y Bank of America también cerraron al alza en este último análisis, lo que deja entrever un panorama positivo a pesar de las últimas crisis suscitadas por los contextos geopolíticos que han impactado directamente a los países y la estabilidad de sus mercados.
Con las últimas declaraciones del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y su gabinete de gobierno, las tensiones financieras derivadas del conflicto entre Ucrania y Rusia se han aligerado, dando un respiro a los mercados y fortaleciendo una bolsa americana que a principios del 2023 preocupaba por su volatilidad. Esta vuelta a una relativa calma ha hecho que inversores de todo el mundo apuesten por el mercado americano, lo cual ha resultado muy favorable para los precios de las acciones de empresas de todos los sectores.
En su estudio financiero, Bankinter analizó la combinación favorable del Price-earnings ratio (PER) o el Ratio precio-beneficio con relación a su crecimiento BPA esperado. El análisis también abordó el factor subyacente al multiplicador bajo del beneficio esperado, partiendo de las dinámicas de la visión favorable del beneficio futuro y de la capacidad de endeudamiento de las corporaciones. El análisis, además, se concentró en los valores de capitalización más altos, favoreciendo aquellos cuyo patrimonio supera los 30 millones de dólares. A partir de este análisis, Bankinter logró consolidar el ranking de las inversiones que más se valorizaron en el mes de septiembre, ofreciendo a los inversores herramientas objetivas de estudio que permitieran entender las dinámicas de la bolsa americana y tomar decisiones estratégicas que ayudasen a mejorar los rendimientos de sus inversiones.
A pesar de las crisis, la bolsa americana seguía liderando el mercado financiero del mundo, registrando cifras de capitalización cercanas a los 50 billones de dólares. Esto le permitió a los inversores adquirir acciones en las empresas más estables del mundo y acceder a un mayor número de opciones para confiar su capital. Durante 2022 y 2023, como en todos los años, la bolsa americana reunió las dinámicas de la Bolsa de Valores de Nueva York (New York Stock Exchange, NYSE) y el NASDAQ, para que, de esta manera, las personas se insertasen en canales de inversión más diversificados, sin que esto implicara un mayor riesgo de pérdida.
A principios de año, Daniel Paloma Freire estaba de acuerdo con los pronósticos del Fondo Monetario Internacional sobre una inminente desaceleración de la economía, que, para los expertos, rondaría el 2,7 %. Además, también se hacía eco de las declaraciones que vaticinaban un incremento de la inflación que podría superar el 6 % en economías tradicionalmente estables. Y aunque el panorama de alerta se mantiene, los últimos movimientos han hecho evidente un contexto más favorable que, aunque frágil, ayudó a fortalecer el mercado de cara al 2024. Es necesario reconocer que ni el FMI ni Bankinter incluyeron en sus informes las consecuencias de la reciente crisis suscitada por el conflicto entre Israel y Palestina, el cual puede llegar a afectar de forma importante la bolsa americana, dadas las declaraciones del presidente Joe Biden y la influencia del Estado de Israel como potencia tecnológica y de seguridad.
Sin embargo, es importante recalcar que, hoy en día, no se han cumplido en su totalidad los pronósticos de una posible crisis económica que pudiese afectar a la bolsa americana y, por consiguiente, a los mercados del resto del mundo. Para el primer semestre de este año, el producto interior bruto (PIB) de este país tuvo un incremento del 2 %, incluso en los momentos más difíciles del conflicto entre Ucrania y Rusia y la latente amenaza de un conflicto que involucrase la participación de más países. Esto demuestra la gran resiliencia de la economía estadounidense y su innegable crecimiento, pese al panorama desolador que se planteaba a finales de 2022.
Otro de los factores que pareció no afectar notablemente las dinámicas de la bolsa americana fue la subida de los tipos de interés aprobados por la Reserva Federal para detener la inflación. Normalmente, esta situación desestimula el consumo y, por consiguiente, aumenta el riesgo de decrecimiento y pérdidas en las acciones de las empresas. Aun así, durante los últimos meses, algunos sectores han logrado mantenerse y liderar los rankings de crecimiento en la negociación de sus acciones en Bolsa, fortaleciendo el mercado en su área específica y proporcionando mayores oportunidades de inversión a las personas.
Algunos índices como el NASDAQ Composite registraron una ganancia acumulada del 33 % en lo que va de año, sumada a una revalorización del 16 % en la mayoría de las acciones. Como es costumbre, existen sectores que se valorizaron más durante los últimos meses, pero aun así, este panorama permeó las dinámicas de los otros mercados, generando ganancias en la mayoría de valores que se han venido negociando durante el año. Tal como publicó Bankinter en su estudio, el sector tecnológico, particularmente la categoría RV USA Cap. Grande Growth, ha sido el que mejores resultados ha obtenido. Esto se debe al crecimiento acelerado de las empresas digitales y de desarrollo tecnológico, así como a la masificación de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT.
El liderazgo en la liquidez de la bolsa americana ha podido mantenerse medianamente estable, incluso en situaciones económicas adversas para el resto del mundo, gracias a la situación sociopolítica que vive el país en su interior con respecto a la de otras potencias dispersas por el globo.
Si bien la injerencia de los Estados Unidos en los conflictos extranjeros desestabiliza sus propios mercados, la situación tiende a normalizarse paulatinamente debido a que dentro del país se respira una atmósfera de aparente calma. Sumado a esto, el país tiene la posibilidad de mantener unas tasas de desempleo bajas que, si bien han subido estos últimos años, no llegan a sobrepasar los índices preocupantes. En consecuencia, la falta de mano de obra para el desarrollo de trabajo cualificado y no cualificado hace que el sector productivo se mantenga en la búsqueda de suplir nuevas vacantes que equilibren las dinámicas económicas y, por lo tanto, valoricen sus activos.
Aunque no registraron pérdidas, las acciones con crecimientos más modestos fueron las de aquellas categorías de fondos que invierten en empresas de pequeña y mediana dimensión, algo que demuestra el gran interés de los inversores por las capitalizaciones grandes. La categoría RV USA Cap. Pequeña registró, según el FMI, un crecimiento del 8.17 %, mientras que la categoría RV USA Cap. Mediana tuvo un índice de crecimiento que no ha superado el 6,60 %, siendo el segmento que menos se ha valorizado en lo que va de año.
Una de las ventajas de invertir en la bolsa americana es que su cartera diversificada también permite acceder a una serie de beneficios dispuestos por el gobierno estadounidense para mantener el interés de los inversores nacionales y extranjeros en las acciones que se negocian a diario. Estos beneficios incluyen una serie de bonos entregados por las entidades estatales de control financiero, así como bonos corporativos y opciones de ETF. Solo la Bolsa de Nueva York negocia cerca de 3.200 valores, generando su propio índice de medición, lo que demuestra el nivel de credibilidad que esta ha adquirido en el mercado bursátil mundial.
Ese índice se conoce como NYSE Composite y es el factor numérico que analiza los movimientos de la bolsa americana, así como el Standard & Poors 500 y el Dow Jones. A diferencia de los dos últimos, el NYSE Composite no tiene como única función medir los niveles de pérdida y ganancia de las acciones de acuerdo a los valores seleccionados, sino que recoge una comparación detallada sobre el comportamiento de todas las acciones negociadas. Todo esto con el objetivo de entender en escala global las particularidades de cada movimiento, para de esta manera tomar decisiones acertadas que minimicen las pérdidas y maximicen los rendimientos.
De todas formas, Daniel Paloma Freire recomienda analizar otros índices de medición, dado que el NYSE Composite solo proporciona información macro sobre el comportamiento de la Bolsa en un momento específico. De acuerdo con la naturaleza de la inversión, es importante que los inversores incluyan en su análisis índices especializados en cada sector productivo como la tasa de medición Energy, Healthcare, World Leaders y Arca Gold.
La bolsa americana se sustenta en la dinámica y cantidad de operaciones financieras que se realizan a diario con relación a sus valores negociados. Los inversores y corredores que trabajan en el análisis y revisión de las negociaciones se dividen en tres categorías: los especialistas o dealers, los intermediarios autónomos o brókers y los operadores autorizados o trabajadores. La bolsa americana, al igual que todas las bolsas del mundo, está protegida bajo un marco regulatorio consignado en la Cámara de Compensación y Garantía, el cual vela por el correcto funcionamiento de las operaciones y ofrece una serie de alternativas de solución frente a los posibles conflictos que puedan presentarse durante las negociaciones.
Se puede decir que la bolsa americana regula las dinámicas de dos mercados particulares: el mercado primario y el mercado secundario. En el primario, los inversores se encargan de adquirir acciones y bonos de empresas que ponen en venta estos activos, buscando incrementar su capital y ampliar sus posibilidades de expansión. Después de tomar esta decisión, las empresas pasan a un mercado secundario de negociación de estas acciones, con el objetivo de liderar todo el proceso de la venta para sacar el máximo provecho de cualquier trato comercial.
Aproximadamente un 20 % de las transacciones que se realizan en la bolsa americana están relacionadas con empresas no estadounidenses, moviendo entre 12 y 15 millones de dólares al año. Esto le ha permitido a la Bolsa posicionarse como el mercado de valores que mueve un mayor volumen monetario y el primero a nivel mundial con más cantidad de empresas adscritas. Tal es su solidez que la quiebra del Silicon Valley Bank y el Signature Bank no afectaron de manera sustancial las transacciones realizadas en la Bolsa, a pesar de la incertidumbre que experimentó el sector financiero en Estados Unidos, existiendo la preocupación por una posible crisis sin precedentes en el país.
El respiro que le dio la bolsa americana a los mercados de valores del mundo también permitió que nuevos inversores y empresas se interesaran por incluir parte de su capital en el negocio de la compra y venta de acciones.
Sin embargo, para Daniel Paloma Freire, esta decisión no debería tomarse a la ligera, por ello, recomienda recibir el acompañamiento de un asesor financiero que conozca en profundidad las dinámicas del mercado y el contexto socioeconómico en el que se ve inmerso. Todo esto para que la inversión se realice a partir de una decisión informada, consciente, transparente y objetiva.
El asesor financiero puede convertirse en uno de los mayores aliados de los inversores, acompañando el diseño y ejecución de un plan de gestión eficaz, ya sea en la bolsa americana o en cualquier otro mercado de valores con el que se desee trabajar. Si bien los movimientos de las bolsas del norte global han construido una atmósfera más tranquila y menos apabullante que la pronosticada por los economistas a finales del año pasado e inicios de este; no se puede negar que existe una posibilidad plausible y cercana de una recesión económica que cause una mayor inestabilidad.
En esa medida, tomar decisiones estratégicas rápidamente, pero con cabeza fría, puede convertirse en la herramienta eficaz para hacer frente a un panorama desolador, que si bien no es el actual, puede presentarse en cualquier momento. Para lograrlo, se necesita un conocimiento profundo sobre los mercados y sobre las dinámicas de articulación que estos tienen con el contexto mundial. Es ahí donde toma relevancia la figura del asesor financiero, ya que esta persona es la encargada de conocer y analizar dichos contextos, para sugerir al inversor la mejor manera de administrar su capital.
Aunque la información sobre los movimientos de los mercados está disponible para consulta pública, las empresas o los particulares que invierten su capital no siempre cuentan con las herramientas para realizar un análisis exhaustivo de dicha información y gestionar su dinero de manera eficiente. Esta situación puede retrasar la toma de decisiones, lo que en el mercado de valores puede significar una disminución considerable en los rendimientos. El asesor financiero, además de servir como fuente de confianza de información sobre los mercados, también ayuda a gestionar de mejor manera el tiempo, lo que permite a los inversores aprovechar las oportunidades que les ofrece el mercado en el momento exacto en que lo necesitan.
Un asesor financiero también hace de guía en los procesos de inversión, ya que es el encargado de administrar todos los activos y realizar las evaluaciones pertinentes para alcanzar los objetivos formulados en el momento de invertir. Dentro de un contexto de volatilidad como el actual, el asesor financiero es el que proporciona los planes estratégicos más viables para mantener a los inversores vigentes en medio de la incertidumbre. En esa medida, los pronósticos de los economistas no deberían ser un motivo de preocupación mayor, ya que es deber del asesor financiero reconocer cuáles son los mejores momentos para invertir o retirar el capital, incluso en épocas de crisis. Su amplio conocimiento del mercado es el que le va a asentar las bases para alcanzar una mayor solvencia económica y generar dividendos a partir de las oportunidades que las crisis visibilizan.
Aunque las noticias positivas sobre los movimientos de la bolsa americana dan un poco de seguridad sobre la inversión, existen otros factores como las alzas en los tipos de interés y la subida de la inflación que no van a cambiar rápidamente. Es por esto que se necesita un asesor financiero con una visión amplia con la cual aprovechar los flujos de los capitales positivos y mantener un crecimiento constante que se traduzca en un mayor rendimiento, incluso en situaciones económicas adversas.
En el caso de las empresas, la labor del asesor financiero puede ir un poco más allá y convertirse en el representante legal de las organizaciones, encargándose de todos los trámites que se requieran para proteger el patrimonio sin perder oportunidades de inversión.
Tanto las empresas como los particulares necesitan una mayor contención y confianza para alcanzar sus metas de crecimiento de activos, teniendo en cuenta el contexto, pero también sus propios intereses y expectativas como inversores. Es por esto que el asesor financiero, además de sugerir, debe diseñar y ejecutar las acciones necesarias para fortalecer esa confianza y ayudar a las personas a alcanzar esos objetivos particulares que se formularon en el momento de invertir. Sumado a esto, el asesor también debe detectar los posibles factores de riesgo y comunicarlos rápidamente al inversor para tomar las decisiones que generen mayor beneficio, sin perder el impulso de la inversión, pero sin sacrificar rendimientos futuros.
Aunque todos los movimientos del sector productivo, independientemente de su área de trabajo, necesitan planes estratégicos que fortalezcan su gestión y estimulen su crecimiento; en el caso de la inversión en el mercado de valores, estos planes se vuelven todavía más importantes, ya que de ellos depende en su totalidad el éxito de la operación. Es por esto que la elaboración y puesta en marcha de estos planes debe hacerse de forma directa y rápida, evitando que el mercado absorba el capital y se llegue a una pérdida de grandes proporciones.
En ese sentido, tanto el asesor financiero como el inversor deben trabajar de manera articulada, con el objetivo de sortear los contratiempos habituales en las dinámicas del mercado, sobre todo en los períodos de mayor incertidumbre. Daniel Paloma Freire es uno de esos expertos en estrategias financieras capaces de acompañar a los inversores en todo lo que necesiten para gestionar su capital y recibir los beneficios de la valorización de las acciones en las que pueden llegar a invertir. Paloma Freire cuenta con un amplio conocimiento sobre los mercados de valores de diferentes partes del mundo, así como con un interés por el análisis geopolítico actual, lo que le permite acompañar a sus clientes desde un punto de vista integral y profundo.
El análisis que este experto financiero hace sobre la bolsa americana es solo una pequeña muestra de todo lo que debe tenerse en cuenta en el momento de invertir, sobre todo cuando se buscan rendimientos sostenidos que ayuden a fortalecer el capital propio.
Para Daniel Paloma Freire, conocer las dinámicas de la bolsa americana es esencial para iniciar o consolidar procesos de inversión en cualquier lugar del mundo y, por este motivo, considera que aprender sobre ella puede servir para tomar mejores decisiones financieras en el futuro. Con este análisis, Paloma Freire espera que los inversores no desconfíen de la totalidad de los mercados de valores, a pesar de las predicciones hechas por los expertos a principios de año y las posibles crisis que puedan desatarse más adelante.