19 de septiembre de 2024
El envejecimiento de la población y el creciente número de personas dependientes han subrayado el papel esencial de las cuidadoras, tanto profesionales como familiares. Sin embargo, este reconocimiento también ha expuesto el elevado desgaste físico y emocional que enfrentan.
Las cuidadoras y familias de personas dependientes suelen experimentar el síndrome del cuidador quemado.
Los nuevos derechos en riesgos laborales mejoran la protección de las cuidadoras y su bienestar físico.
El estudio CuidèmoNos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) revela que el 65% las cuidadoras de personas mayores sufren un agotamiento severo, tanto físico como emocional y mental. Este problema, a menudo ignorado, afecta la salud de quienes cuidan y compromete la calidad del servicio. Las largas jornadas laborales y las exigencias físicas agravan esta situación.
La nueva Ley de prevención de riesgos laborales para empleadas del hogar ofrece un alivio necesario, mejorando las condiciones laborales y la seguridad de quienes cuidan a los más vulnerables. Según el estudio CuidèmoNos, estas cuidadoras presentan “características sociodemográficas específicas: mayoritariamente mujeres, pocas jóvenes y muchas nacidas fuera de España”.
Las cuidadoras y los familiares que asumen este rol, enfrentan desafíos diarios que incluyen movilizar a la persona, atender sus necesidades básicas y manejar sus propios sentimientos de responsabilidad y apego. Este constante esfuerzo puede derivar en problemas de salud, como el síndrome del cuidador quemado, que engloba desde ansiedad y depresión hasta enfermedades crónicas derivadas del estrés.
Cuidar a una persona mayor o dependiente implica más que dedicación; conlleva riesgos laborales a los que las cuidadoras, en su mayoría mujeres migrantes, están expuestas a diario. Entre los desafíos principales están las movilizaciones frecuentes de personas con movilidad reducida, que pueden provocar lesiones, debido a posturas forzadas o falta de equipos. También enfrentan riesgos biológicos por la manipulación de productos químicos y el contacto con fluidos corporales.
El desgaste emocional es otro riesgo latente. La sobrecarga laboral, la falta de descanso y el escaso apoyo psicológico generan ansiedad, depresión y estrés, afectando su bienestar y la calidad del cuidado que brindan.
La aprobación del Real Decreto 893/2024 sobre riesgos laborales marca un hito en la protección de estas trabajadoras. Estas medidas buscan minimizar accidentes y proteger tanto la salud física como la emocional de las cuidadoras.
Además, la ley de riesgos laborales promueve una mayor conciencia sobre los riesgos asociados al trabajo en el hogar, garantizando que las trabajadoras reciban el apoyo y los recursos necesarios para desempeñar su labor de manera segura y saludable. Entre las principales novedades se incluyen:
Obligación a realizar una evaluación exhaustiva de los riesgos en el hogar.
Equipos de protección Individual (EPIs) adecuados para las tareas que implican riesgos.
Formación gratuita en prevención de riesgos laborales.
Medidas de protección emocional y la necesidad de apoyo psicológico.
Adaptación del entorno laboral para facilitar el trabajo de las empleadas del hogar.
Las empresas de asistencia domiciliaria, como Cuidum, son clave para mejorar las condiciones laborales de las cuidadoras de personas mayores. Además, han implementado prácticas que garantizan un entorno laboral seguro y medidas proactivas para protegerlas en su trabajo diario. Además, ofrece seguimiento continuo a través de psicólogos y trabajadores sociales para prevenir el agotamiento y mantener la calidad del cuidado.
"En Cuidum, entendemos que el bienestar de las cuidadoras es clave para ofrecer un servicio de excelencia", afirma Vanessa Vargas, Directora de Comunicación de Cuidum.
No obstante, también es vital apoyar a las familias empleadoras, especialmente aquellas que enfrentan desafíos de conciliación y dependencia. La Asociación Española de Servicios Personales y Domésticos (AESPD), de la cual Cuidum forma parte, ha subrayado que "es esencial que las instituciones promuevan un equilibrio entre los derechos de las cuidadoras y el apoyo a las familias, facilitando su acceso a servicios de asistencia sin que ello les suponga una carga insostenible", afirma un portavoz de la AESPD.