
8 de mayo de 2025
La medicina estética preventiva ha ganado terreno como estrategia para mantener el aspecto fresco y cuidado del rostro, con un enfoque centrado en la detección temprana de los primeros signos del envejecimiento. Los tratamientos preventivos permiten conservar la armonía del rostro y reducir la necesidad de procedimientos más complejos en etapas posteriores.
Diversos estudios, como el publicado en Journal of Cosmetic Dermatology, han demostrado que iniciar tratamientos preventivos entre los 25 y 35 años contribuye a una ralentización significativa del envejecimiento visible, especialmente en áreas como el tercio superior del rostro. En esta zona, los tratamientos para prevenir la formación de arrugas dinámicas son una herramienta clave. Este tratamiento actúa reduciendo la contracción repetitiva de los músculos responsables de las líneas de expresión, lo que disminuye su profundización con el paso del tiempo.
La doctora Ana Babentsova, médico estético de IML CLINIC, explica que "la prevención no se limita a las arrugas, también abarca el mantenimiento de los volúmenes faciales y la proporción del rostro, así como el cuidado de la salud de la piel". En este sentido, el uso de ácido hialurónico con fines preventivos ha cobrado relevancia. Aplicado en zonas como el surco lagrimal para corregir ojeras, los labios para mejorar su definición, el mentón y los pómulos para equilibrar el perfil o el óvalo facial para evitar la pérdida de firmeza, este principio activo permite resultados armónicos y progresivos.
Según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el 47% los pacientes menores de 35 años solicitan tratamientos con ácido hialurónico no solo por motivos correctivos, sino como una medida preventiva frente al envejecimiento estructural del rostro. Estos procedimientos se basan en técnicas mínimamente invasivas, con tiempos de recuperación reducidos y un enfoque personalizado, adaptado a la morfología y evolución de cada paciente.
Los beneficios de esta aproximación preventiva también se reflejan en la calidad de la piel, ya que algunos tratamientos estimulan la producción de colágeno, mejoran la hidratación profunda y refuerzan la matriz extracelular. Como destaca la doctora Babentsova, "cuanto antes se empiece a cuidar la arquitectura facial, mejores serán los resultados a largo plazo".
Con una demanda creciente y respaldada por evidencia científica, la medicina estética preventiva se posiciona como una opción eficaz para quienes buscan mantener la frescura del rostro de forma sostenida, respetando siempre la naturalidad de los rasgos.