
8 de mayo de 2025
En el mundo empresarial de hoy, la comunicación efectiva es más que una habilidad deseable, es una herramienta indispensable que puede hacer o deshacer la imagen de un profesional.
Los empleados que se comunican bien son la voz de la empresa, y esa voz debe ser clara, coherente y, sobre todo, humana.
En un entorno tan competitivo y con profesionales cada vez más formados, cada interacción cuenta, los empleados no son solo trabajadores; son los embajadores de la marca o producto. Especialmente aquellos que representan a la compañía en ferias, congresos y mesas redondas, donde una primera impresión puede ser la diferencia entre un negocio cerrado y una oportunidad perdida.
Imagínese a un empleado que se encuentra en un ascensor con un posible cliente clave. En ese breve trayecto, tiene la oportunidad de presentar su empresa y sus valores de una manera que podría resultar en una asociación fructífera. En lugar de subirse a ese tren (o ascensor), el tipo se bloquea, es incapaz de articular palabra y finalmente suelta un “pues parece que se ha quedado buena tarde”
Ahora viene la pregunta del millón: ¿Pueden los equipos -o, incluso, los directivos- explicar en breves segundos a qué se dedica la compañía?
Aquí es donde entra en juego el arte del ‘elevator pitch’ o “discurso de ascensor”. Se trata de un discurso breve y convincente que explica claramente lo que hace su empresa, cómo lo hace y por qué es única. No es solo una tarjeta de presentación o una simple venta; es una narrativa cautivadora que encapsula la esencia de su marca y sus valores. Pero ¿cómo se construye un elevator pitch efectivo? La respuesta es formación en oratoria.
La oratoria no es solo para políticos o conferenciantes; es una competencia crítica para cualquier profesional que desee ser un buen embajador de “su” marca (ya sea él mismo como emprendedor o representando a su empresa). La capacidad de comunicar ideas de manera clara, concisa y persuasiva es esencial en congresos, mesas redondas y, en realidad, en cualquier interacción profesional. Los empleados bien formados en esta disciplina pueden representar a su empresa sin problemas, transmitiendo confianza y credibilidad.
La formación en oratoria permite a los empleados dominar el arte de la narrativa, aprender a controlar su lenguaje corporal, tono de voz, a manejar con gracia las preguntas difíciles, a estructurar su intervención y tener claro el mapa mental, saber usar el humor sin resultar un “cuñado cargante”, tener claro qué líneas rojas no han de cruzar....
Esto no solo mejora su capacidad de representar a la empresa, sino que también fortalece la marca en sí. Cuando los empleados pueden hablar con pasión y precisión sobre los productos y servicios de la empresa, se convierten en embajadores genuinos de la marca: sí, son verdaderos influencers.
Cada empleado es un embajador de la marca, un representante de la misión y los valores de la empresa. Cuando se comunican bien, no solo transmiten información, sino que también construyen relaciones, inspiran confianza y fomentan un ambiente de trabajo positivo. Es como tener un equipo de superhéroes de la comunicación, cada uno con su propio estilo único, pero todos luchando por el mismo objetivo: llevar la empresa a otro nivel.
De esto saben mucho Jesús Ripoll y Raquel Sánchez Armán, cofundadores de la Escuela de Conferenciantes de Helpers Speakers, referente en las formaciones en comunicación (tanto para empresas como para particulares). Gracias a expertos como ellos -que guían a los profesionales a través de talleres y sesiones prácticas-, los empleados pueden transformarse en oradores excepcionales capaces de transmitir los valores y bondades de su marca con facilidad.
Jesús Ripoll explica: “invertir en la formación en oratoria de los empleados no es un lujo, sino una necesidad estratégica. No solo mejora la imagen de la empresa y la habilidad de los empleados para cerrar tratos, sino que también construye una cultura de comunicación interna sólida. En un mundo donde cada conversación puede ser una oportunidad de negocio, asegurarse de que cada empleado pueda presentar un ‘elevator pitch’ convincente es esencial para el éxito.
Llevan la formación a las empresas con las Escuela de Conferenciantes, y también pueden venir a los cursos particulares, las próximas convocatorias del curso estrella, el PRO (20 horas presenciales en Madrid) será 23 y 24 de mayo y 20 y 21 de junio. Las plazas son muy limitadas porque queremos grupos reducidos”.
De la conversación con Jesús, sacamos algunos consejos prácticos para trabajar la tarjeta de presentación a través de un elevator pitch. Aquí van algunos consejos para perfeccionarlo:
Concentrarse en lo importante: Identificar el núcleo del mensaje y asegurarse de que cada palabra cuente.
Ser creativo: Diferenciarse con un enfoque único que capture la atención y el interés.
Usar lenguaje positivo y natural: Mantener un tono profesional pero accesible.
Transmitir con entusiasmo, confianza y pasión: La energía y la convicción son contagiosas.
Ensayar: Practicar el discurso hasta que se sienta uno cómodo y pueda presentarlo sin esfuerzo.
Adaptar el mensaje: Personalizar el ‘elevator pitch’ para cada audiencia o situación específica.
Mantenlo breve: Idealmente, un ‘elevator pitch’ debe durar entre 30 y 60 segundos.
Incluir una llamada a la acción: Terminar con una invitación clara a seguir la conversación.
Un empleado que no solo conoce el producto de adentro hacia afuera, sino que también cree en él. Ese entusiasmo es contagioso, y en eventos como ferias y congresos, se propaga más rápido que el último chisme de la oficina.
Cuando un empleado se siente seguro de su conocimiento y habilidades, esa confianza se transmite. Y en el mundo de los negocios, la confianza es la moneda de mayor valor. Un empleado confiado puede convertir a los escépticos en creyentes y a los indecisos en fieles seguidores.
Así que, los directivos, tendrían que tomar nota y recordar que los empleados son su equipo y su tesoro. Formarlos es más que una obligación; es una oportunidad para cultivar la voz de la marca y asegurarse de que cada palabra que pronuncien sea tan poderosa como la visión que tienen los directivos para la empresa.
Jesús Ripoll y Raquel Sánchez Armán son cofundadores de Helpers Speakers (agencia de representación de oradores profesionales, presentadores y formadores) y de la Escuela de Conferenciantes, donde imparten curso de oratoria a directivos y futuros conferenciantes. Además de coescritores del libro “Una empresa redonda. El viaje de Magallanes y Elcano que cambió le mundo” y del superventas “Escuela de conferenciantes. Cómo convertirte en un speaker de éxito”.