
16 de junio de 2025
Vivimos en una época en la que todo cambia a una velocidad de vértigo, y el amor no se queda atrás. Lo que antes parecía grabado a fuego —cómo debíamos amar, con quién y de qué manera— ahora está patas arriba. La monogamia, ese cuento de amor eterno que nos han contado desde pequeños en películas, canciones y cuentos de princesas, empieza a estar en entredicho. Y no porque el amor se haya roto, sino porque estamos descubriendo formas mucho más libres, sinceras y realistas de querer.
Como dice la psicóloga de pareja Lara Ferreiro, autora del libro '¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta', “cada vez recibo en consulta a más personas que sienten que el modelo tradicional de pareja no encaja con su manera de sentir o desear. Buscan alternativas donde poder ser honestos con su pareja y con ellos mismos, sin mentiras y sin renunciar a su deseo”. Y aquí es donde entran en escena las famosas relaciones abiertas.
Pues lo cierto es que no. La ciencia lleva años desmontando ese mito romántico de que venimos al mundo con un solo amor predestinado y que, si no es así, estamos rotos por dentro. La realidad es que somos una especie polígama, tanto a nivel biológico como emocional. Estudios de antropología, biología y psicología coinciden en que, si nos dejáramos llevar por nuestra naturaleza más instintiva, lo normal sería tener vínculos afectivos y sexuales con más de una persona a lo largo de nuestra vida… y a veces incluso al mismo tiempo.
De hecho, según un estudio de la Universidad de Wisconsin, solo el 3% las especies de mamíferos practican la monogamia. ¿Y el resto? Se organizan en modelos polígamos. En nuestra historia evolutiva, la monogamia ha sido más una construcción social vinculada a la herencia de bienes y el control de la descendencia, y no algo que hayamos elegido de forma natural como especie humana.
Lo que antes se veía como un tabú o como una fantasía secreta, hoy se empieza a normalizar sin tanto drama. Las relaciones abiertas se están convirtiendo en una alternativa real para muchas personas que quieren mantener la seguridad emocional de su pareja de siempre, pero sin renunciar a la aventura, la atracción y las ganas de conocer a otros. Como dice la psicóloga Lara Ferreiro, “este tipo de relaciones priorizan la sinceridad, la confianza y la comunicación, tres pilares fundamentales para cualquier vínculo sano. Y, desde luego, mucho más sanos que el control o la infidelidad”.
Cada vez más pacientes llegan a su consulta con la misma reflexión: “La monogamia no me funciona”. Y no porque no amen a su pareja, sino porque su deseo, su curiosidad o sus necesidades emocionales no caben en el molde tradicional de la exclusividad. “Cuando se permiten explorar otras formas de relacionarse, descubren que su relación mejora: hay más deseo, mejor comunicación y menos mentiras. Y el papel de los terapeutas de pareja es fundamental para guiarlos, ayudarles a comunicarse y a saber establecer los pactos adaptados a cada pareja”, asegura Ferreiro. Y esto no es desamor, ni una crisis de pareja: es madurez emocional y capacidad para adaptarse a lo que cada uno necesita sin miedo al juicio externo.
El deseo sexual y afectivo fluctúa a lo largo de la vida. No somos los mismos a los 25 que a los 45 años, ni deseamos lo mismo cuando estamos en plena vorágine laboral, con hijos pequeños o cuando llegamos a los 65 años. Por eso, las relaciones abiertas permiten adaptarse a los cambios naturales del deseo, de la etapa vital y de las necesidades individuales, sin tener que romper una relación que, emocionalmente, sigue funcionando.
Dentro del amplio abanico de relaciones no monógamas, hay varias formas de vivirlas. Y aquí lo más importante es que cada pareja acuerde sus propias normas, sus tiempos y hasta sus no-negociables. No hay una fórmula perfecta, pero sí muchas opciones interesantes.
Swingers (Intercambio de parejas)
Es quizás la más conocida. Ambas personas tienen encuentros sexuales con otras parejas o personas, normalmente en el mismo espacio y sabiendo quién participa. Aquí la idea es el juego, la excitación compartida y vivir fantasías juntos. No suele implicar emociones románticas, sino diversión y complicidad.
Poliamor
En este caso, se pueden mantener varias relaciones afectivas y sexuales a la vez, con conocimiento y consentimiento de todas las personas implicadas. El poliamor parte de una premisa sencilla, pero potente: se puede querer a más de una persona sin que eso reste valor a cada relación. Y ojo, porque desde la psicología sabemos que la exclusividad emocional no siempre es natural, y que la posesividad suele estar más ligada a la inseguridad que al amor verdadero.
Relación abierta clásica
Aquí, la pareja sigue siendo el centro emocional y convivencial, pero permite encuentros sexuales con otras personas. Se pactan límites, qué se puede contar, con quién y cuándo. Para muchas parejas, es un acuerdo que les da libertad sin perder el vínculo afectivo principal.
Anarquía relacional
Es el modelo más libre y menos jerárquico de todos. No hay una pareja oficial ni se establece una relación prioritaria, sino que cada vínculo es autónomo y se define por sus propios acuerdos. Se basa en el respeto absoluto por la libertad de cada persona y en huir de las normas sociales impuestas sobre cómo debe ser una relación.
Relaciones abiertas emocionales
En este caso, se permite crear vínculos afectivos profundos con otras personas, aunque no haya relaciones íntimas de por medio. Es un modelo que pone a prueba los celos tradicionales y trabaja mucho la seguridad emocional. Desde la psicología de pareja, se considera una vía muy sana para quienes necesitan conexiones emocionales más amplias sin romper su relación principal. ¿El secreto para que funcione cualquiera de estas opciones? Mucha comunicación, seguridad emocional y acuerdos claros. “Como repito siempre en consulta, no se trata de copiar modelos ajenos de otras parejas, sino de construir el vuestro propio, con las reglas que os hagan sentir bien a los dos”, nos confirma Lara Ferreiro.
En este momento de auténtica revolución emocional y sexual, Ashley Madison se ha convertido en una gran aliada para quienes quieren explorar su deseo sin tener que renunciar a su pareja ni a su estabilidad emocional. Porque, aunque muchos siguen pensando que es solo una app para infieles, lo cierto es que es un espacio pensado para adultos que buscan vivir su sexualidad de forma libre, consensuada y respetuosa. Aquí la privacidad, la discreción y la diversidad amorosa son la prioridad.
Y ojo a los números, porque no estamos hablando de una moda pasajera: más de 80 millones de usuarios en todo el mundo forman parte de este cambio cultural. Según los últimos datos de Ashley Madison, un 72% sus miembros reconoce sentirse emocionalmente satisfecho con su pareja, pero sexualmente insatisfecho. Es decir, el amor está bien, pero el deseo pide más espacio. Y lo más interesante: tras abrir su relación o tener contactos externos consensuados, más del 65% afirma que su relación principal mejora, tanto en deseo como en comunicación y complicidad. Porque cuando se habla claro y se eliminan los tabúes, las parejas suelen reforzarse.
“Desde la psicología sabemos que la represión del deseo, las mentiras y la culpa son auténticas bombas de relojería para la salud emocional y la estabilidad de una relación”. Como bien explica Lara Ferreiro, “los celos y las mentiras son la tumba de la pareja. Por eso, aprender a construir nuevas formas de amar, basadas en la sinceridad y la libertad, es toda una revolución emocional y sexual”. Y cada vez son más las personas que deciden dejar atrás los viejos modelos impuestos para descubrir qué tipo de relación se adapta mejor a su vida, sin culpa ni miedo al qué dirán.
Estamos viviendo un cambio social donde cada vez más gente se cuestiona qué significa realmente amar y cómo quiere vivir sus relaciones. La monogamia no es “el enemigo”, pero debería dejar de ser la única opción válida y respetada. Las relaciones abiertas, en sus múltiples formas, ofrecen una vía natural para vivir esa parte de nuestra naturaleza polígama sin culpas ni reproches.
Así que, si alguna vez te has planteado si la monogamia es para ti, si sientes curiosidad por conocer a personas que piensan como tú o si simplemente quieres vivir nuevas experiencias desde el respeto y la sinceridad, Ashley Madison es el lugar perfecto para dar ese primer paso. Porque la vida —y el deseo— no entienden de normas rígidas.
Y qué mejor momento que este verano de 2025, con sus noches infinitas y su aire de libertad, para romper moldes, replantearte tus reglas y empezar a amar sin miedo. Porque, a veces, lo más valiente que puedes hacer es ser sincero contigo mismo.
¿Y tú? ¿Te animas a abrir tu relación este verano?