
8 de julio de 2025
La cosmética natural avanza hacia fórmulas más eficaces y respetuosas con el organismo, en un contexto donde la preocupación por el bienestar y la belleza consciente gana protagonismo. Ingredientes funcionales de origen vegetal, respaldados por estudios científicos, ocupan un lugar destacado en esta evolución. En este escenario, una sustancia presente de forma natural en el tomate ha despertado un notable interés por sus propiedades antioxidantes: el licopeno.
Desde Badajoz, Lycolé ha construido su propuesta cosmética en torno a este compuesto, integrándolo como base activa en su línea de productos y tratamientos. La empresa trabaja con materia prima procedente de la industria agroalimentaria, en colaboración con entidades como Conesa, empresa especializada en el mundo del tomate, lo que permite transformar excedentes vegetales en soluciones dermocosméticas con alto valor añadido.
Los productos cosméticos desarrollados por Lycolé se apoyan en formulaciones naturales que combinan eficacia y compromiso ambiental. El licopeno, extraído de forma controlada, actúa como un potente antioxidante que contribuye a la regeneración celular, protege frente al envejecimiento cutáneo y ayuda a mejorar la textura y luminosidad de la piel. La línea abarca cremas, sérums, aceites y exfoliantes diseñados para adaptarse a distintos tipos de piel, integrando también principios activos vegetales complementarios.
A esta oferta se suman tratamientos en cabina realizados por profesionales certificados. Estos protocolos, disponibles en centros colaboradores, permiten una aplicación intensiva del licopeno mediante técnicas específicas de absorción, potenciando sus efectos y ofreciendo una experiencia orientada al cuidado global del rostro y del cuerpo. El modelo combina ciencia, naturaleza y bienestar en un enfoque integral.
El modelo de producción de Lycolé apuesta por la economía circular, al recuperar subproductos agrícolas que de otro modo quedarían sin uso. La selección del tomate como ingrediente central no responde solo a su eficacia en cosmética, sino también a su disponibilidad y valor en el territorio. En colaboración con la industria agroalimentaria, la empresa logra revalorizar este cultivo mediante un proceso que une extracción avanzada, formulación cosmética y distribución nacional.
El licopeno se convierte así en el eje de una propuesta que fusiona innovación técnica, aprovechamiento de recursos naturales y respeto por el entorno. En un sector cada vez más orientado a la transparencia y la eficacia real, esta sustancia se consolida como una de las más prometedoras para el cuidado de la piel con perspectiva consciente.