27 de octubre de 2025
En Livensa Living, jóvenes comprometidos se convierten en referentes y mediadores, construyendo puentes entre residentes y equipo, y transformando la convivencia en una experiencia que deja huella.
Vivir fuera de casa por primera vez es un salto importante. Para muchos jóvenes, la universidad marca el inicio de una etapa en la que aprenden no solo en las aulas, sino también en su día a día. En ese camino, las residencias de estudiantes se han convertido en algo más que un lugar donde dormir: son espacios donde se crece, se comparte y se construye comunidad.
En Livensa Living, con residencias repartidas por toda España y Portugal, esa comunidad tiene un motor especial: los coordinadores, estudiantes que, desde dentro, se implican para que la experiencia de sus compañeros sea más fácil, más cercana y, sobre todo, más humana.
Para Guillermo, de 20 años, residente en Livensa Living Getafe, vivir en una residencia fue “la mejor opción para empezar la universidad con independencia, pero sin sentirse solo”. Lo decidió junto a sus padres, aunque fue él quien hizo la búsqueda, hace ya algunos años. Tenía 14 cuando conoció Livensa en las redes sociales. “Independizarse no es fácil, y que la residencia te facilite tanto las cosas, es realmente fantástico. Aquí solo tienes que preocuparte de estudiar y disfrutar”, explica, en calidad de residente “veterano” y coordinador por segundo año consecutivo.
Una experiencia similar vivió Cayetana, de 19 años, coordinadora en Livensa Living Salamanca. “Mi madre y yo decidimos juntas que era lo mejor. Ella se quedó tranquila y yo, feliz. Además, tuvo un flechazo con la residencia nada más entrar”, cuenta entre risas.
Marta, también de 19 años, residente en Livensa Studios Valencia Viveros, coincide en que fue una de las mejores decisiones que ha tomado: “Vivir en una resi es la mejor forma de vivir al 100% la etapa universitaria. Las personas que conoces se convierten en familia y hacen que la distancia de casa pese menos”.
Modernas instalaciones, localizaciones estratégicas, seguridad y una atención cercana son algunas de las razones por las que tantos jóvenes eligen Livensa Living. Pero quienes la viven desde dentro coinciden en algo más profundo: el ambiente.
“En Livensa he encontrado, por cursi que suene, una segunda casa”, confiesa Guillermo. “He hecho amigos para toda la vida, he vivido momentos únicos y siempre he sentido el apoyo del equipo”.
Lucas, de 24 años y coordinador veterano en Livensa Living Bilbao, lo resume con pragmatismo: “Livensa combina todo lo que un estudiante necesita: buena ubicación, habitaciones equipadas, independencia y una filosofía que pone a las personas en el centro. Eso se nota en el día a día”.
En la vida diaria de cada residencia, los coordinadores juegan un papel esencial. Son los primeros en tender la mano a quien llega por primera vez, los que organizan actividades, escuchan, median y fomentan la participación.
“Ser coordinador es equilibrar responsabilidad y cercanía”, explica Guillermo. “No se trata solo de planificar eventos, sino de escuchar, entender y crear comunidad”.
Lucas coincide: “Somos el puente entre los residentes y la dirección. A veces ayudamos a resolver pequeños conflictos, otras veces simplemente acompañamos. Pero, siempre estamos ahí. Esa confianza genera un ambiente muy especial”.
Cayetana, recién llegada al rol, lo vive con entusiasmo: “Lo que más me llena es poder ayudar a los nuevos. Facilitar su primer año y que se sientan acogidos me hace feliz”.
Más allá de la organización o la logística, los coordinadores aprenden y crecen con cada experiencia. “He desarrollado habilidades que no esperaba: liderazgo, gestión, empatía, comunicación… cuanto más te implicas, más aprendes”, reflexiona Guillermo.
Para Lucas, la experiencia también tiene un valor profesional: “Compaginar los estudios con la coordinación te enseña organización, responsabilidad y trabajo en equipo. Son aprendizajes que te acompañan siempre”.
Cayetana lo resume con sencillez: “Ser coordinadora me ha hecho más organizada y más segura de mí misma. Al final, lo que das, te vuelve multiplicado”.
Torneos deportivos, talleres de cocina, yoga, fiestas temáticas o grandes salidas son parte del día a día en las residencias Livensa. Pero detrás de cada evento, hay algo más que diversión: hay comunidad.
“Las actividades más populares son las que nos hacen participar y convivir. Las fiestas, los concursos, las salidas… son momentos que unen mucho”, cuenta Guillermo.
En Bilbao, Lucas destaca que han logrado reunir hasta 180 residentes en sus grandes salidas. “Eso demuestra el ambiente que hemos creado: cuando la gente quiere compartir, todo fluye”.
Cada uno de ellos coincide en que vivir en una residencia universitaria deja huella. “En una resi nunca estás solo: es el equilibrio perfecto entre independencia y compañía”, dice Guillermo.
“Livensa te enseña a vivir, a organizarte y a abrirte a los demás”, añade Marta.
Y, quizá sin buscarlo, los coordinadores terminan siendo un ejemplo de lo que significa esta etapa: aprender, ayudar y crear lazos que van mucho más allá del curso académico.
“Una resi puede hacerte el año”, concluye Cayetana con una sonrisa. “Y Livensa, sin duda, te hace sentir en casa desde el primer día”.