20 de noviembre de 2025
La diferencia entre una gestoría que “tramita papeles” y un equipo de fiscalistas-abogados que piensa fiscalmente es, sencillamente, dinero. Dinero que se ahorra… o dinero que se pierde.
Asesolab trabaja con un modelo profesional que combina abogacía fiscal, contabilidad estratégica, laboral y mercantil. No se limitan a presentar modelos:
Analizan la estructura de la empresa.
Optimizan la carga impositiva.
Anticipan inspecciones y riesgos jurídicos.
Diseñan escenarios fiscales a medio y largo plazo.
Una gestoría, por lo general, se queda en lo básico: recepción de datos, confección de modelos y presentación. Eso es cumplir. Lo otro es hacer ganar dinero.
El sistema fiscal español evoluciona constantemente. Quien se limite a reaccionar llega tarde y paga de más.
Una gestoría tradicional trabaja en modo administrativo: entra documentación, se procesa, se presenta.
Un abogado fiscalista trabaja en modo estratégico: analiza antes de presentar, y detecta antes de que duela.
La planificación es la línea que separa un cierre fiscal correcto de un cierre verdaderamente eficiente.
Asesolab conoce bien la importancia de optimizar costes. Pues bien, los mayores sobrecostes fiscales no vienen de pagar impuestos… sino de pagarlos mal. Por ejemplo:
Falta de planificación → deducciones no aplicadas, regímenes no aprovechados, amortizaciones mal diseñadas.
Errores que derivan en sanciones → con intereses que multiplican el coste.
Estructuras de empresa mal definidas → retribuciones de socios, holdings, patrimoniales, dividendos.
Visión incompleta → el gestor “tramita”, pero no evalúa implicaciones legales, mercantiles o laborales.
La gestoría cumple la ley. El fiscalista la domina.
Una pyme con 1 M € de facturación puede estar dejando sobre la mesa entre 15.000 € y 40.000 € anuales por no aplicar bien deducciones, tipos, amortizaciones o estructuras societarias.
Asesolab revisa cada pieza del negocio, propone alternativas y acompaña en la ejecución.
Resultado: ahorro real, recurrente y legal.