3 de diciembre de 2025
En un momento en el que los algoritmos de las redes sociales cambian sin avisar y reducen el alcance orgánico, muchas pymes empiezan a mirar de nuevo hacia un canal aparentemente clásico. El email marketing se consolida como la herramienta que ofrece más control, previsibilidad y retorno cuando se trabaja con estrategia. A diferencia de las plataformas sociales, donde la visibilidad depende de reglas opacas, en el correo electrónico la relación se construye de forma directa con cada suscriptor. Por eso, cada vez más negocios apuestan por crear bases de datos legales y propias, centradas en la captación de leads de calidad que han dado permiso explícito para recibir comunicaciones.
Funneltropía, dirigida por su CEO Israel Huerta, ayuda a estas empresas a convertir esa audiencia en ventas recurrentes. La agencia diseña sistemas donde la captación, segmentación y nutrición de contactos se integra con procesos de automatización avanzados. El objetivo es claro y medible; más ingresos con campañas que llegan siempre a bandeja de entrada, sin depender de la volatilidad de terceros.
Una de las ideas que Funneltropía combate a diario es el viejo tópico de que “el email ha muerto”. Huerta lo resume con contundencia cuando se le pregunta por qué afirma que el correo sigue más vivo que nunca. “Porque no depende de algoritmos. Si se tiene una buena lista, se vende cuando se quiere, no cuando una red social lo permite”, explica. Esta independencia se traduce en estabilidad para la pyme, que puede planificar lanzamientos, campañas y secuencias con meses de antelación.
Otro punto clave es el marco legal y reputacional. La compra de bases de datos sigue siendo una tentación para muchos negocios que buscan atajos. Sin embargo, Huerta es tajante al responder sobre la legalidad de esta práctica. “No es legal y, además, no funciona. Es tirar dinero. Los contactos no conocen a la empresa y los emails acaban en spam”, señala. Más allá de las sanciones, el daño a la marca y a la capacidad de entrega puede resultar difícil de revertir.
Frente a estos atajos, la construcción de una lista propia se revela como el camino sólido. A la pregunta sobre qué debe hacer realmente una empresa, Huerta insiste en la visión a largo plazo. “Construir su propia lista. Es más lento, pero infinitamente más rentable y seguro”, afirma. Así se consolida una audiencia que reconoce el remitente, abre los mensajes y responde a las propuestas comerciales, lo que mejora tanto las métricas como la confianza.
En este contexto, crear bases de datos legales basadas en permiso explícito se convierte en un activo estratégico. Cada nuevo lead captado con transparencia refuerza el valor de la lista y permite segmentar por intereses, comportamiento o fase de compra. El email marketing deja de ser una simple herramienta de envío masivo y pasa a funcionar como un sistema de relación continua que acompaña al cliente durante todo su recorrido.
Mientras las redes sociales siguen sujetas a cambios imprevisibles, el correo electrónico permanece como un espacio directo entre empresa y usuario. Por eso, cada vez más pymes construyen su crecimiento alrededor de este canal silencioso pero constante. Funneltropía crea estrategias de email marketing y automatización que permiten captar contactos propios, cumplir la ley y aumentar ventas de forma sostenible, reforzando la independencia digital de los negocios que apuestan por su propia audiencia.