21 de septiembre de 2018
La legalización del cannabis terapéutico es uno de esos debates en la sombra que planea desde hace años y que nunca termina de cerrarse. España, aunque ha dado pasos agigantados en las últimas décadas para legalizar el consumo de cannabis con fines terapéuticos, no termina de dar ese salto.
A nivel político, los cuatro grandes partidos del Congreso dicen ser favorables a debatir la cuestión en sede parlamentaria, pero la comisión creada para tal efecto lleva meses paralizada.
Recientemente ha sido noticia que Canadá ha aprobado la legalización del uso recreativo del cannabis, lo que supone un avance más impactante que el de la legalización con fines medicinales. Ese es el escenario actual en Portugal, únicamente fines medicinales o terapéuticos. En Estados Unidos, en cambio, cada vez más estados permiten la venta y consumo tanto para fines lúdicos o para tratar dolencias.
Otros países que avanzan en la regulación del cultivo son Uruguay, Alemania, Israel... España sigue en un escenario en el que el consumo del cannabis está prohibido pero donde existe más consumo que en Holanda, donde es legal. Ni hay libertad, ni hay consumo bajo.
Así de duro se mostró el portavoz de Ciudadanos en la comisión de Sanidad en el Congreso de los Diputados, Francisco Igea, autor de una propuesta paralizada para permitir el uso del cannabis terapéutico.
Desde finales de los años 90 existe un fuerte movimiento en España que lucha por despenalizar el cannabis y legalizarlo para usos terapéuticos y medicinales, con informes contundentes sobre los aspectos positivos de los tratamientos de este tipo en enfermedades crónicas.
Incluso los parlamentos regionales han solicitado al gobierno central avances en esta materia, hablamos en este caso del gobierno cántabro. Algunas noticias incluso hablan de que si la marihuana se regulara en España se podrían recaudar en torno a 1.200 millones de euros, según estima la plataforma Regulación Responsable, que reúne a clubes de cannabis, asociaciones y empresas relacionadas.
Son muchos los aspectos positivos del tratamiento medicinal del cannabis, afirman los defensores de esta medida, siempre que se sigan tratamientos moderados. Para conocer más sobre este tema podemos acudir a esta fuente: http://www.europapress.es/comunicados/sociedad-00909/noticia-comunicado-espana-mas-cerca-regular-cannabis-uso-terapeutico-20170424120208.html
En cualquier caso, los defensores del cannabis terapéutico siguen su camino, y de manera frecuente organizan conferencias, ferias, eventos y movilizaciones que sirven de altavoz para poner este tema en el centro del debate público. Un ejemplo de ello es la feria Expogrow en Ficoba, Irún. Hablamos de la séptima edición de una feria dedicada al mundo del cannabis en la que se ponen de manifiesto otros avances en la regulación, además de mostrar algunas de las innovaciones dentro del sector.
Al tiempo que se enfrasca el debate sobre la legalización del cannabis, el gobierno central no deja de dar pasos que alimentan las ansias de una regulación definitiva y más permisiva.
El ministerio de Sanidad a principios de año concedió permisos a cinco compañías para cultivar cannabis con fines terapéuticos y de investigación. Este cannabis legal tiene una extensión de unas 20.000 hectáreas y una concesión a cinco compañías de más de 150 peticiones.
No obstante, el ocultismo y el secretismo en esta materia es muy alto, pues todo lo relacionado con esta sustancia es muy opaco, atendiendo al argumento de que el cannabis es un estupefaciente y de las drogas no se habla.
Aunque se han producido avances, y esta es una medida que lo corrobora, el cultivo del cannabis está muy regulado por leyes que proceden del franquismo, cuando se estableció que esta planta era una droga.
Decenas de empresas que han solicitado permisos para incorporarse a este "cannabis legal" con fines terapéuticos y de investigación han visto como sus solicitudes han sido denegadas porque la finalidad del cultivo, según establece el gobierno,no se encuentra entre las que prevé la ley: industriales, terapéuticos, científicos y docentes autorizados.
La situación con el cannabis terapéutico parece más esperanzadora que hace 15 ó 20 años, pero mientras sigamos en ese impasse de vetar medidas o paralizar comisiones de investigación, acciones como la investigación sobre el cannabis terapéutico encontrará dificultades para llevarse a cabo en España.
Muchos investigadores encuentran problemas para trabajar con ciertos compuestos, importar tipos de THC, por ejemplo. Esto impide en muchos casos la investigación.
Sin embargo, la verdadera dificultad es la de los ensayos clínicos. No es fácil encontrar pacientes a los que suministrar plantas con determinadas características que siempre sean las mismas, pues el cannabis tiene muchas variaciones y la concentración de principios activos es muy variable.
Pacientes, investigadores, empresas del sector... todos ellos ven con esperanza los avances, aunque a un ritmo menor del esperado, que se están produciendo. Quizás, en un futuro no lejano, se aporte transparencia a todas estas cuestiones.