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27 de julio de 2021
La fachada ventilada se ha convertido en la clara protagonista dentro de la lista de deseos de los amantes de la arquitectura y el diseño. Haciéndose un hueco en el panorama de la construcción a pasos agigantados gracias a sus múltiples ventajas y beneficios, las fachadas ventiladas son una solución sostenible y económica para cualquier proyecto de construcción o rehabilitación de un espacio o vivienda. A partir de un muro soporte y una capa aislante, las fachadas ventiladas Nutersa se encargan de crear una cámara de aire que propicia la ventilación, y conocida como uno de los sistemas más eficientes en el campo de la construcción de edificios, este recurso se ha convertido en toda una tendencia a la hora de poner solución a aquellos espacios que no consiguen aprovechar el cien por cien del aislamiento y su respectivo impacto en el ahorro energético.
Una fachada ventilada consta principalmente de un muro soporte. Este recurso es el encargado de soportar el peso del edificio y asegurar su equilibrio y estabilidad. Entre los múltiples materiales del muro soporte encontramos madera, hormigón o ladrillo, y estas variables consiguen evitar cambios bruscos de temperatura en la estructura, por lo que desarrollan un papel protagonista a la hora de hacer frente a la aparición de grietas y fisuras. El siguiente eslabón de una fachada ventilada es la cámara de aire. Esta herramienta permite una correcta circulación de aire y corrige la entrada de agua, y a estos recursos le completa una capa aislante, encargada de garantizar un rendimiento basado en el equilibrio entre la dilatación y contracción y promueve, tanto a largo como a corto plazo, la ausencia de condensación y humedad.
Uno de los beneficios más significativos de instalar una fachada ventilada es una mejora en términos acústicos y térmicos, traducido en un progreso del espacio y su respectiva ventilación. La instalación de una fachada ventilada provoca el origen del conocido efecto chimenea. Este proceso hace referencia a la conversión del aire caliente en aire frío gracias a esta cámara, por lo que se restringe el sobrecalentamiento en los meses más calurosos del año y equilibra la temperatura en los meses de invierno. Por su parte, la capa aislante promueve el movimiento y transpiración del espacio, por lo que la combinación de estos recursos obtiene como resultado la eliminación de las posibles filtraciones de agua.
A título ambiental, la instalación de una fachada ventilada conlleva una mejora térmica en el edificio o vivienda, por lo que se reduce la contaminación medioambiental y con ello promueve un espacio más saludable alejado del ruido. Además, el reducido coste de mantenimiento convierte a las fachadas ventiladas en una económica opción para proyectos de rehabilitación o construcción de nuevos edificios.
En definitiva, las fachadas ventiladas se convierten en una opción más que interesante para aquellos edificios que buscan prolongar la durabilidad del material, dotar a la fachada de equilibrio y alargar su vida útil. Con un mantenimiento casi nulo, las fachadas ventiladas son líderes en los proyectos de rehabilitación o nueva construcción de edición, tratándose de una opción económica, respetuosa con el entorno y de carácter sostenible.