6 de agosto de 2018
Ante una separación o un divorcio con hijos, cada vez se tiene más en cuenta el interés del menor, tanto por parte de los progenitores como por partes de los jueces. Así, en muchos casos, una buena forma de garantizar el bienestar de los hijos es otorgando la custodia compartida a ambos progenitores, opción que en los últimos años no ha dejado de aumentar de forma constante.
Aunque la custodia compartida está ganando mucha importancia, la legislación en España aún no ha cambiado en este sentido y el Código Civil, en su artículo 92, establece la custodia monoparental como prioritaria.
A pesar de ello, en España existen cinco Comunidades Autónomas (Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, Euskadi y Navarra) que a través de sus propias legislaciones dan prioridad a la custodia compartida frente a la monoparental, considerándola como la opción principal.
Ante un divorcio con hijos el juez valorará una serie de aspectos relacionados con los progenitores y los hijos para decidir el tipo de custodia, como la relación entre los padres y con el hijo, la situación laboral de los padres, o la distancia entre los domicilios de ambos progenitores.
Según José Simarro, de Simarro Abogados, “el Tribunal recabará informe del Ministerio Fiscal sobre los términos del convenio relativos a los hijos y oirá a los menores si tuvieran suficiente juicio cuando se estime necesario de oficio o a petición del Fiscal, partes o miembros del Equipo Técnico Judicial o del propio menor”.
Durante todo el proceso el juez tratará de proteger el bienestar del menor. Pero, “el interés del menor no necesariamente ha de coincidir con su voluntad, debiendo valorar el juez su madurez y si sus deseos son propios del capricho o de influencias externas”, matiza José Simarro.
Ahora bien, podrían evitarse todos estos trámites judiciales si los progenitores redactaran de mutuo acuerdo un convenio regulador donde establecieran la custodia compartida.
En conclusión, siempre que las circunstancias sean adecuadas, la custodia compartida debería ser la opción elegida. Sin embargo, no en todos los casos será la mejor opción, ya que el objetivo principal de las partes debe ser siempre priorizar el interés de los menores ante un proceso de divorcio.