24 de diciembre de 2018
Todos los montañistas tienen algo de buscadores de aventuras. En todos ellos bombea un espíritu de intrepidez y conquista que apunta siempre hacia la misma dirección, la cima.
Antes de encarar la montaña en temporada de lluvias y de que los senderos se vuelvan resbaladizos y espesos, llega el turno de preparar la caminata en un desafiante medio de transporte con destino a la cumbre. A partir de ahí, la idea que debe gobernar en la mente del senderista no es otra que la de contemplar la importancia del equipamiento como un aliado inseparable. Es imprescindible conocer y elegir el equipo adecuado para seguir adelante, dando esquinazo a todo tipo de problemas. Aquí van cinco claves básicas que te ayudarán.
Practicar montañismo supone un esfuerzo gigante que te hará sudar sin importar lo bajas que puedan llegar a ser las temperaturas. Es por eso que la mejor opción pasa por usar ropa hecha de poliéster o tela dri-fit. Este tipo de tejido provoca que el sudor se evapore libremente en lugar de ser absorbido. De igual modo, se seca con facilidad en caso de lluvia, una circunstancia que acaba siendo muy probable en este tipo de recorridos.
Al escalar montañas heladas es recomendable llevar puesta una camisa de dri-fit como primera capa de ropa previa a las chaquetas y cortavientos. Y es que la ropa confeccionada a base de algodón tiende a impregnarse de humedad, algo que puede ser muy incómodo cuando comienza a hacer frío.
Para escaladas cortas, una bolsa de cinturón de tamaño mediano o una mochila normal es más que suficiente. Pero en las subidas de largo recorrido, generalmente de 12 a 48 horas, será necesario el uso de una mochila ergonómica que pueda soportar un peso considerable sin dañar la columna vertebral.
Una mochila ergonómica incorpora una almohadilla resistente y transpirable para la espalda, correas acolchadas para los hombros y un cinturón para la cadera. Estos elementos se encargan de distribuir el peso de manera equilibrada por toda la espalda, previniendo distensiones musculares y otras molestias del mismo calibre. Para una elección correcta es importante llevar a cabo un buen análisis de las mejores marcas y tipos de mochilas, como el que ofrece mejoresmochilas.org.
A diferencia de otras pertenecientes a categorías distintas, las zapatillas para largas caminatas están especialmente diseñadas para soportar adecuadamente el peso de los pies y los tobillos en senderos con niveles de inclinación elevados.
Estas zapatillas están ideadas para hacer del sendero una vía transitable, por lo que están provistas de suelas resistentes y aisladas que te permitirán caminar a través de terrenos adversos. En la elección de un par de zapatillas siempre es conveniente comprobar su resistencia al agua. Combinarlas con calcetines transpirables será el acierto definitivo.
El clima en las montañas suele ser muy impredecible y puede acabar volviéndose un engañoso juego de espejismos. El sol que permanece brillando puede verse envuelto en cuestión de minutos en una formación de nubes cargada de agua. Se trata de una situación inesperada que aparece con frecuencia en cualquier época del año, independientemente de la temporada.
Lo mejor es preparar una chaqueta impermeable que llegue a cubrirte el cuerpo y tus pertenencias, incluida la mochila. Guárdala en el bolsillo más accesible que tengas para que así, puedas abrigarte antes de que estés completamente empapado. Asimismo, un cortavientos es importante a la hora de la escalada, donde la brisa de la cumbre puede ser muy fría.
Ascender a la montaña también pondrá a prueba tus habilidades de embalaje. Tienes que estar lo más equipado posible, pero debes mantener tu mochila en un estado óptimo de ligereza. Aparte de la ropa, las zapatillas y las chaquetas, hay otras cosas que debes preparar si estás haciendo subidas largas con acampada: botella de agua, kit de higiene, bastón, linternas, botiquín y protección solar.