27 de agosto de 2020
Desesperación. Esta es la palabra que mejor define a lo que muchos andaluces están sintiendo cuando intentan pedir cita para ser atendidos por su médico de atención primaria.
Muchos de estos centros, vitales para la detección y atención temprana de casos de coronavirus están colapsados y ni siquiera te cogen el teléfono por la saturación de las líneas y la falta de personal, gran parte todavía de vacaciones.
Andalucía se enfrentará a un otoño con una presión asistencial todavía indeterminada, con un aumento de casos de coronavirus cada vez mayor y unas listas de espera que ya superan las dos semanas.
Así lo denuncian muchos pacientes, que aseguran que cuando tratan de pedir cita y tras muchos intentos lo consiguen, estas se dan para al cabo de 15 días. “Pedí cita porque me dolía la cabeza y me la dieron para dentro de 15 días, para esa fecha o me he curado o me muerto”, comenta Paco, un vecino de la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta.
Sin embargo, desde la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, niegan que exista ya un colapso o que este se vaya a producir en el futuro. Aseguran que debido a la nueva normalidad se han creado dos circuitos asistenciales separados, uno para atender a los pacientes con síntomas de COVID y otro para el resto de afecciones.
Es en el segundo circuito donde reconocen que se están produciendo demoras con las citas, algo que según los médicos se podría haber solucionado aumentando el personal con los 16 mil millones de euros a fondo perdido que el Gobierno central ha regalado a las Comunidades Autónomas.
Sin embargo, no se sabe muy bien en qué se ha gastado la Junta de Andalucía este dinero, destinado a cubrir los gatos de sanidad y educación derivados de la pandemia. Para colmo el colapso de la atención primera está causando reacciones en cascada.
Debido a que las citas se están demorando hasta más de dos semanas, muchos pacientes que antes habrían acudido a su médico de cabecera están optando por acudir a urgencias. Yo mismo, que escribo estas líneas pude comprobar este problema la semana pasada.
Tuve una pequeña reacción alérgica en la piel, debido al calor, y al tratar de pedir cita me la ofrecían para 13 días después. Sin embargo, mi reacción alérgica comenzó a crecer y se extendió por todo el pecho así que tuve que acudir a urgencias al día siguiente.
En mi centro de salud me encontré a 14 personas por delante y a solo un médico y un enfermero de guardia para atenderlos a todos. Al tocarme el médico me explicó que lo que me pasaba no era una urgencia y que debería haber acudido a mi médico de cabecera.
Al explicarle la cronología de cómo había acabado allí me reconoció que la asistencia primaria estaba colapsando y que muchos estaban acudiendo a urgencias con problemas que no eran urgentes, de ahí la gran cantidad de personas que me encontré al llegar.
Ahora la pregunta es cómo resistirá nuestro precario sistema sanitario a la vuelta de los niños al colegio y a la vuelta de los adultos a los centros de trabajo cuando el número de casos de COVID que necesiten atención médica comience a subir. ¿Volveremos al colapso total que vivimos en marzo? Yo cada día tengo menos dudas.