Sociedad

Por qué necesitamos láminas en las ventanas

27 de diciembre de 2021

El vidrio laminado se trata de un acristalamiento de seguridad con una lámina que puede ser tanto traslúcida como transparente, y que incluso puede tener un grado de color. 

Las ventajas del vidrio laminado son esencialmente la seguridad personal frente a la intrusión y el control acústico. Y lo mejor es que esto lo hace con un mayor nivel de resistencia a las roturas, y en caso de que se diese esa fractura la lámina ejerce como una pared de retención evitando que el cristal se haga añicos. Los accidentes causados muchas veces por condiciones meteorológicas adversas y que provocan rotura en los cristales de los edificios, quedan así mitigados por la mayor protección que ofrece un cristal con láminas. 

La instalación de láminas para edificios en Vitoria, en Sevilla, Madrid y en general en cualquier ciudad en la que esté proliferando esta práctica, tiene también como objetivo además de la búsqueda de esa seguridad, la protección tanto de miradas ajenas como de ayudar a controlar el paso de la luz y por tanto de la filtración de los rayos solares ultravioletas, ya que rechazan el exceso de radiación solar. Y de paso, mejoran el aspecto de unas ventanas que no van a necesitar ser sustituidas, ya que con las características de las láminas se realzan las posibilidades de esas ventanas. 

Vidrios para el control solar

Muchos se están decantando por esta opción también por ese hecho de ver las láminas solares como ahorro energético ya que al reducir la acumulación de calor a través de las ventanas se puede ahorrar mucho en el uso del aire acondicionado, lo que se traduce en un ahorro en la factura de la electricidad que en los tiempos que corren es muy importante. El ahorro va más allá aún ya que por ejemplo cuando se instalan láminas solares para edificios en las cristaleras de los edificios de oficinas, ayuda a proteger a los trabajadores de los efectos nocivos de los rayos del sol pero también protege al mobiliario evitando la decoloración de mesas, sillones y demás objetos que de otro modo recibirían los rayos del sol directamente. Lo mismo puede aplicarse a los hogares. 

Una solución práctica

En la misma línea, cuando laminamos los cristales de los edificios de oficinas controlamos el exceso de luz a determinadas horas, que en función de la orientación de esas ventanas puede llegar a incomodar muchísimo el trabajo, sobre todo cuando hay reflejo en las pantallas de los ordenadores o en salas de reuniones. Por otro lado, algunas versiones protegen adicionalmente a esos cristales de arañazos y favorecen la posibilidad de limpiar posibles graffitis o pinturas con mayor facilidad que en un cristal convencional. 

Ya se trate de un ambiente laboral o del propio hogar, la cuestión es que con el laminado solar se gana muchísimo en privacidad porque se reduce notablemente la posibilidad de ver desde el exterior lo que hay al otro lado de los cristales. Y de paso le estamos dando a los cristales un acabado estético muy elegante y con este recubrimiento se renueva el aspecto de la fachada. Podemos elegir además el grosor de la lámina y por tanto su opacidad en función de las necesidades reales que tengamos. 

Gran resistencia

Los diseños arquitectónicos actuales se basan en razones de eficiencia y funcionalidad, más allá de una mera cuestión estética y económica. La utilización del vidrio es cada vez más popular porque aúna la ventaja del aprovechamiento de la luz con la durabilidad, haciendo que sean una opción muy rentable, a la que conviene sumar las láminas solares. 

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