31 de marzo de 2022
Si bien es cierto que en el ámbito personal o familiar es una medida que solo tiene que ver con aumentar las posibilidades de ahorro y demás, en las empresas y organizaciones, medir la huella de carbono es importante, tanto para cumplir con la ley, como para mejorar la imagen del negocio. Por esa razón, saber cómo proceder, cómo calcularla y qué tener en cuenta, es indispensable.
La sociedad actual está marcada diariamente por el mundo de los negocios, directa o indirectamente, se ve influida por ella. Pero también, conforme ha pasado el tiempo, ha adquirido un compromiso mayor, ineludible y prácticamente irreversible con la preservación del medio ambiente. De tal manera que la conservación medioambiental, la reducción de emisiones y procesos productos más responsables de cara a esto, son tomados muy en cuenta por la sociedad, como grupo heterogéneo de consumidores y trabajadores, pero también por los países como entidades políticas.
En ese contexto, la huella de carbono (HC) no es únicamente un indicador de cuánta energía consume una industria, una empresa o una familia, y qué tantas emisiones a la atmósfera lanza, sino más bien, es el indicador más importante para valorar la incidencia en el cambio climático de una empresa, producto, servicio, evento, familia o persona. Lo ideal, por supuesto, es que la incidencia sea cada vez menor, y que con ello las empresas y organizaciones sean cada vez más responsables desde la perspectiva medioambiental, pero para ello hay que saber realizar las cosas bien desde el primer momento.
La huella de carbono, a menudo abreviada como HC, es un indicador cuyo resultado se refleja como la cantidad, en unidad de masa, de CO₂ vertido a la atmósfera. Por eso, se suele hablar de kilogramos o de toneladas, variando de industria en industria, en las cantidades aproximadas o unidades de masa nominales para el cálculo, ya que algunas industrias o empresas son más contaminantes que otras.
La importancia de calcular huella de carbono tiene que ver con muchas vertientes, desde cumplir la ley hasta mejorar la eficiencia de los procesos empresariales:
Existen diversas técnicas utilizadas por las empresas, y hasta por las familias, para medir su huella de carbono. Algunos hacen inventario del consumo de los aparatos, y así establecen criterios de aproximación, lo cual siempre será mejor que no tener nada calculado.
Pero también hay herramientas especializadas, como climaction.es, que funciona de manera interesante para empresas y organizaciones, ya que mediante un potente software de cálculo es capaz de brindar resultados con poco margen de error, aparte de ser una empresa que cuenta con servicios especializados en el sector, por lo que puede ser un buen inicio para transformar cualquier empresa en una entidad sostenible, responsable de cara al medio ambiente, y con solidez empresarial de cara a negociaciones, licitaciones y mayores oportunidades.
Así, calcular la huella de carbono, pero también el consumo de energía, de agua y la sostenibilidad, es tan fácil como utilizar las soluciones tecnológicas de empresas como Climaction. Si bien, tener las medidas o los datos calculados es solo el primer paso, para luego tomar las acciones contundentes que permitan tener una empresa más sostenible.
Dado que las emisiones de CO₂ a la atmósfera, y el consumo energético y de otros recursos suelen estar relacionados, calcular esto en todos los niveles -incluso a nivel familiar- puede ser un indicador de que hay aspectos que se pueden mejorar, aparatos que deben ser reemplazados, así como instalaciones o construcciones que deben ser mejor aprovechados, algo que suele estar relacionado casi siempre con este tipo de situaciones.
En la actualidad, y posiblemente con el transcurso de los años sea aún más severo, tener conductas y procesos empresariales y productivos optimizados de cara a la protección del medio ambiente, pasará a ser una de las prioridades de todas las organizaciones, sobre todo por los incentivos políticos y económicos que hay detrás de estas medidas. El cambio climático no deja de ser un riesgo y una realidad, por lo que toda medida tomada en torno a ello, será bien vista por los consumidores, por la industria en general y por las entidades de coordinación al más alto nivel, siendo una decisión acertada en todos los casos.