Redacción - 15 de septiembre de 2022
Son muchos los artículos relacionados con el mundo vinícola pero saber cómo mantener el vino correctamente resulta, en algunas ocasiones, un quebradero de cabeza para los consumidores. Tanto si la botella está cerrada como abierta, debemos seguir unos pasos determinados para garantizar la buena conservación del vino.
Es curiosa la semejanza del vino con cualquier ser vivo. Como nosotros, está en constante cambio ya que después de su embotellado, sigue lentos procesos de fermentación y maduración. Desde el momento en que lo compras, es importante que nos aseguremos de mantenerlo lejos del alcance de todo aquello que podría echarlo a perder.
Pero… ¿Cómo lo hacemos? Antes de entrar en detalle sobre cómo debemos mantener las botellas de vino y qué condiciones debemos cumplir para su óptimo almacenaje, es importante que tengamos en cuenta qué es una vinoteca o un botellero de cocina.
Las neveras vinotecas, o simplemente vinotecas, es un electrodoméstico muy parecido a una nevera, pero que tiene como objetivo optimizar al máximo las condiciones de humedad, iluminación y temperatura para la correcta conservación del vino.
Los botelleros en cocinas, a diferencia de las vinotecas, son mucho más simples. Se trata de un mueble con estantes donde colocar las botellas de vino de forma ordenada. Al no contar con un sistema de refrigeración, la conservación de las bebidas depende del lugar en el que el botellero esté ubicado, evitando los factores ambientales que podrían echar a perder esta preciada bebida.
Veamos ahora los factores a tener en cuenta para un buen mantenimiento del vino.
La respuesta a esta pregunta depende totalmente de si la botella ha sido descorchada o no. También influye la tipología del vino, pues algunos requieren de una posición en concreto para que sus propiedades no se echen a perder.
Una botella con corcho natural deberá mantenerse en posición horizontal. De lo contrario, el corcho se secará y dejará de ser impermeable, lo que provocará una filtración de humedad y oxígeno. El vino se picará y se echará a perder.
En caso de no tener un tapón de corcho natural, sí que podrán mantenerse en posición vertical, aunque no es recomendado. Una vez abrimos la botella, sí o sí debemos mantener el vino en posición vertical, para que haya menos líquido en contacto con el aire y ralenticemos su oxidación. Esta premisa se aplica también al vino espumoso, incluso sin abrirlo.
Más que importantes, son factores imprescindibles que modificarán el sabor y estado del vino si no aseguramos una buena conservación.
Para conservar el vino que no ha sido abierto, es importante mantener una temperatura constante, fresca. Cada tipo de vino (tinto, blanco, rosado o espumoso) requiere de unos parámetros especiales -unos más fríos, otros más secos- que deberán cumplirse para evitar que la botella de vino se desperdicie antes de descorcharla.
Una vinoteca o un botellero, anteriormente comentados, nos ayudarán a garantizar el correcto mantenimiento de una botella sin abrir.
Por descontado, una vez abrimos la botella debemos mantener el vino a temperaturas más frías, normalmente en una nevera normal, en posición vertical y evitando la exposición solar.
La exposición a la luz solar es un factor determinante para el vino. Una botella de vino que está expuesta a la luz durante mucho tiempo, independientemente de que no varíe su temperatura, se verá afectada a largo plazo. La luz provoca cambios en los aromas y propiedades del vino, es por este motivo que todas las tiendas de vinos suelen contar con una luz más tenue.
Una humedad muy baja o muy alta afectará al corcho de la botella, que podría secarse o presentar moho, lo que sería fatal para el sellaje entre el líquido y el aire exterior.
Las vibraciones que provocan otros electrodomésticos, como una lavadora, pueden influir en la maduración del vino si están muy cerca de nuestra vinoteca o botellero.
