02 de mayo de 2024
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¿Cómo preparar el pollo a la mostaza más delicioso?

¿Cómo preparar el pollo a la mostaza más delicioso?

Miguel Ángel Olimpo - 16 de noviembre de 2023

El pollo a la mostaza es una de esas recetas que sale premiada en las comidas caseras porque es delicioso y muy fácil de hacer, incluso los niños son capaces de disfrutarlo felices. Pero, para conseguir que su sabor sea el mejor, existen algunos trucos que merece la pena conocer y que harán que solo se gane elogios de los comensales. Vamos a verlos.

Para preparar una comida deliciosa no es necesario convertirse en chef ni tener muchos conocimientos de cocina, solo hace falta tomar la decisión, encontrar la guía correcta y ponerse manos a la obra. Y es que, aunque no lo parezca, existen varios platos que se ven y se sienten espectaculares y no llevan tanta complejidad en la preparación.

La receta de pollo a la mostaza es una de ellas y resulta útil tanto si se quiere una comida fácil, deliciosa y práctica, como para una cena elegante en compañía de personas especiales. Los pasos a seguir para que todo salga de maravilla los vamos a compartir a continuación.

Pasos previos a la preparación

Esta es una receta sencilla, pero eso no quiere decir que se pueda hacer sin seguir un ritmo de trabajo apropiado. Por eso, los pasos previos resultan fundamentales para conseguir el éxito. Lo primero es tener el pollo bien limpio. Se puede hacer con piezas completas, sin embargo, la mejor opción es apuntar a pechugas deshuesadas para que sea más cómodo y sencillo el comerlas. En este caso basaremos el resto de los ingredientes en una base de 4 pechugas.

También hará falta disponer de 1 cucharada de mantequilla y 1 cucharada de aceite para darles el toque de grasa que necesitan las carnes y puedan desprender su jugosidad. La mostaza es infaltable y es mejor apostar por la versión Dijon porque tiene un sabor más pronunciado y logra un mejor resultado, con 2 cucharadas bastará. Sal y pimienta al gusto y 150 ml de leche evaporada.

Preparación y presentación

Tras tener todos los ingredientes listos (es mejor tenerlos ya medidos y disponibles para concentrar toda la atención en el paso), viene el momento de iniciar la preparación. Lo primero es sazonar las pechugas con un poco de sal y pimienta recién molida y después derretir la mantequilla junto con el aceite en un sartén que tenga un tamaño que se corresponda con el de las pechugas. Aquí hay que trabajar más o menos rápido usando un nivel de fuego que vaya de medio a alto y dejarlo hasta que se funda la mantequilla.

Cuando la mantequilla esté lista, hay que agregar las pechugas manteniendo la llama entre media y alta hasta que se doren por ambos lados. Cuando ya estén doradas, hay que bajar el fuego a nivel mínimo y dejar a las pechugas empezar con el proceso de que liberen sus jugos. Lo más probable es que esto dure un promedio de 15 minutos, no es necesario apurarlo.

El paso siguiente es extraer las pechugas, dejando el jugo en la sartén. Allí, a ese jugo, se le añade la leche evaporada y la mostaza mezclando para que se cree una salsa homogénea. Hay que dejarla cocinar por unos 5 minutos a fuego bien bajo para que los sabores se fusionen y se obtenga una salsa deliciosa.

Al momento de servir es buen plan acompañar esta proteína con contornos que estén a su altura. Por ejemplo, se puede colocar puré de papas, ensalada de hojas verdes, arroz blanco o con vegetales, vegetales asados, papas horneadas, ensalada con pasta, entre otros. Lo ideal es tener los contornos ya distribuidos en el plato, colocar la pechuga y bañar con la salsa bien caliente colocando rápidamente a disposición para empezar a comer.

Existen muchas recetas que dan gusto comer y que también llevan mucho trabajo detrás. Sin embargo, este es un plato sencillo, delicioso y tan práctico que le quedará bien hasta a aquellos que tienen poca experiencia.