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Tecnología española contra la ceguera evitable; el caso Dicopt Pro

10 de junio de 2025

La medición del campo visual, prueba decisiva para advertir daños incipientes en la retina, acaba de experimentar un giro tecnológico. Las optometristas Laura Sánchez Alamillos y Marina Medina Galdeano, junto con el profesor Juan Cedrún Sánchez, evaluaron la precisión de un visor de realidad virtual (Dicopt Pro) frente al campímetro Humphrey, referencia en las consultas de oftalmología. El trabajo compara la sensibilidad luminosa en treinta adultos sanos y determina que las dos soluciones arrojan datos coincidentes tras aplicar un ajuste sistemático. Esto equipara, en términos clínicos, un dispositivo voluminoso y vetusto como el Humphrey a unas gafas de realidad virtual autónomas y ligeras con el software de Dicopt Pro.

El hallazgo cobra relevancia ante la magnitud de las enfermedades oculares degenerativas. El glaucoma ya afecta a alrededor de un millón de personas en España, la mitad sin diagnosticar. Por su parte, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) alcanza unas 700 000 personas, un 1,5% la población, con mayor presencia a partir de los cincuenta años. Ambos procesos avanzan sin dolor ni síntomas tempranos; solo un control periódico del campo visual permite frenarlos.

Sustituir el campímetro tradicional por un visor autónomo facilita que la exploración salga del hospital y llegue a ópticas, farmacias y centros de atención primaria. El examen resulta más confortable porque prescinde del armazón rígido y del deslumbramiento que suele provocar la prueba clásica. El software asociado guarda los datos en la nube y habilita la validación remota por parte de un especialista, lo que reduce desplazamientos y agiliza derivaciones cuando aparecen indicios de deterioro.

El momento resulta oportuno: el tiempo medio para conseguir una primera consulta en atención especializada alcanzó 87 días a mitad de 2023, con más de setenta y ocho pacientes en lista de espera por cada mil habitantes. Desplazar la perimetría a dispositivos portátiles aliviaría esa presión asistencial y permitiría el seguimiento rutinario de colectivos de riesgo antes de que surjan pérdidas irreversibles de visión periférica. La investigación complutense sugiere, en definitiva, que la realidad virtual puede integrarse en el diagnóstico preventivo sin sacrificar fiabilidad, y abre la puerta a campañas de cribado más cercanas y frecuentes para la población general.

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