Comunicados

La estética como lenguaje emocional; cómo vestirse puede ser una forma de comunicar lo que se siente

12 de junio de 2025

La estética ha dejado de ser un mero concepto visual para convertirse en una herramienta emocional con capacidad expresiva. En un mundo que transita entre la inmediatez y la saturación de estímulos, cada decisión estética cobra un sentido más profundo. La ropa no solo protege ni adorna: comunica.

En ese marco, la asesora de imagen Sol Ventimiglia propone comprender la imagen personal desde la perspectiva de la estética como lenguaje emocional, una vía para reflejar, mediante el vestuario, lo que ocurre en el interior de cada persona. Vestirse, así, deja de ser una rutina y se transforma en un acto emocional cotidiano.

El armario como espejo emocional y herramienta de autorregulación

En numerosas ocasiones, las prendas que se eligen no responden a una lógica práctica, sino a una conexión emocional. Tal como lo expresa Sol Ventimiglia, “cómo la forma en que nos vestimos puede ser una manera de expresar cómo nos sentimos por dentro. Muchas veces elegimos ciertos colores, prendas o estilos, no por una razón lógica, sino porque conectan con nuestro estado de ánimo”. Esta mirada se sostiene en estudios de psicología de la moda que avalan la influencia de la ropa sobre el comportamiento y el estado de ánimo.

Desde la teoría de la “cognición vestida”, se plantea que los seres humanos piensan no solo con la mente, sino también con el cuerpo. El vestuario, en ese sentido, funciona como disparador emocional y conductual. La ropa que se escoge puede reforzar la confianza, modificar la actitud e incluso actuar como catalizador en momentos de estancamiento personal.

Investigaciones recientes han demostrado que lo que se lleva puesto influye directamente en la motivación, la autoestima y la percepción que se proyecta hacia los demás. Así, el armario se convierte en una herramienta de bienestar, más allá de lo funcional.

La imagen como relato íntimo: expresar emociones sin hablar

Para Sol Ventimiglia, vestirse puede ser una forma de decir sin palabras si se está alegre, segura, frágil o introspectiva. La ropa, entonces, no solo representa, sino que también permite sacar hacia afuera aquello que se lleva dentro. Esta comprensión de la imagen personal, alejada de los cánones estéticos tradicionales, invita a contemplar la indumentaria como narrativa emocional.

Tal como sostiene Sol Ventimiglia, “esta propuesta busca hablar de esa conexión entre emoción y estética, mostrando cómo nuestro estilo puede ser también una forma de contarnos al mundo”. Se trata de seguir hablando de identidad, pero desde un lugar más sensible y conectado con lo que se vive: "Una forma de ver la imagen personal no solo como apariencia, sino como un reflejo sincero de quiénes somos y cómo estamos por dentro".

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