
22 de julio de 2025
Hoy en día las marcas no compiten por atención, compiten por devoción. En un mundo saturado de estímulos, las marcas que perduran no son las que más venden, sino las que más significan.
Las marcas de culto son aquellas que han conseguido crear una base sólida de seguidores que se identifican con la marca y con sus valores. De esta forma, las marcas de culto no ofrecen productos, sino que ofrecen pertenencia.
No importa si la marca vende ropa, motos o pescado en conserva. Si la marca no es interesante, es como si no existiese. Esto es debido a que las marcas ya no son un producto, sino que son un canal en el que su contenido es el estilo de vida que la rodea. De esta forma, las marcas de culto piensan como medios: narran, inspiran y entretienen a una audiencia.
Deus Ex Machina, por ejemplo, no es solo una marca de motos. El universo que rodea a esta marca mezcla velocidad, surf, diseño y contracultura. Ha creado espacios físicos llamados “Templos del Entusiasmo”, que son tiendas, talleres y cafeterías donde se comparte una filosofía de vida. Esta filosofía es lo que realmente venden.
Nude Project, por su parte, ha transformado el streetwear, un estilo de moda urbana, en bandera generacional. Esta marca comenzó su camino sin inversión inicial desde un piso compartido. Sin embargo, ha creado una narrativa auténtica, colaborativa y emocional. No solo venden ropa, sino que conectan con una audiencia joven que busca referentes con valores reales, convirtiéndose así en un movimiento cultural.
Estas dos marcas de culto comparten algo en común. Saben que la marca es el medio y el contenido es la cultura que se construye.
Una marca debe contar con tres aspectos clave para que esta se convierta en una marca de culto:
Una historia con alma.
No importa cómo se empieza, sino por qué. Todas las marcas de culto tienen una gran historia detrás que han conseguido contar de manera auténtica, conectando con sus seguidores y logrando que se sientan parte de ella.
Estética con intención.
El diseño no es decoración, es la ideología visual de la marca. En las marcas de culto, la estética es una expresión coherente de su identidad. Cada color, tipografía o imagen refuerza su personalidad y transmite sus valores, ayudando a construir una conexión emocional con la audiencia.
Comunidad real.
La comunidad es el espacio donde las personas se sienten reflejadas y representadas. Las marcas de culto escuchan a sus seguidores y los hacen partícipes del propósito que da sentido a la marca. Esta conexión emocional hace que una marca de culto no se mida por likes, sino por la cantidad de gente que se tatuaría tu logo.
Construir una marca de culto es un proceso que requiere esfuerzo y dedicación. No se trata de suerte ni de viralidad, sino de seguir un método que garantice un impacto real y duradero. Para ello, hacen falta tres pilares fundamentales: identidad, narrativa y comunidad.
Sin estos tres elementos, cualquier esfuerzo de la marca es efímero. Este método hace que una marca pueda convertirse en algo mucho mayor que un producto, hace que pueda convertirse en una cultura.
BASLR es un estudio creativo con sedes en Lisboa y Cádiz, especializado en transformar marcas en movimientos culturales. Esta agencia diseña identidades con carácter, relatos con dirección y estrategias que no pasan desapercibidas.
Proyectos como Lumin, Book 2.0 o Crossing Travel son ejemplos del trabajo que han desarrollado con visión y método. Bajo la dirección creativa de Francisco Projecto, combinan diseño estratégico, narrativas emocionales y posicionamiento con alma.
BASLR trabaja con marcas que no quieren simplemente “existir”, sino que quieren dejar huella. Crean marcas que nadie puede ignorar.