Redacción - 21 de febrero de 2019
Celia Villalobos le dijo ayer a Ferreras que quería ir de tertuliana a su programa. El director de La Sexta le contestó que lo hablarían luego. Teniendo en cuenta los sueldazos que se pagan en televisión, suponemos que su fortuna seguirá entonces creciendo gracias a iluminarnos desde su futuro atril en la cadena hermana de La Razón.
Celia Villalobos (1949) y Pedro Arriola (1948) forman uno de los matrimonios que más beneficio económico han sacado gracias a la política.
Ya en 1989, Manuel Fraga fichó al sociólogo Pedro Arriola, justo el año en que su esposa entraba a cobrar del Congreso de los Diputados.
Villalobos tiene derecho a una jubilación máxima ahora que abandona la política momentos antes de que no la incluyan en las listas electorales. Ha estado más de 11 años en algunas de las dos cámaras y por tanto se lleva el tope de pensión. Esto puede explicar quizás las reticencias de algunos a abandonar el Senado o reformarlo.
Ella tiene con su marido dos empresas en régimen de gananciales que sirvieron de herramienta para José María Aznar y Mariano Rajoy para alcanzar la presidencia del Gobierno. Arriola, el hombre que calificó a Podemos como cuatro ‘frikis’ y que alcanzarían posteriormente los 5 millones de votos, ha sido ‘despedido’ del PP de Casado perdiendo así su principal fuente de ingresos y cliente.
Villalobos tiene un 48,35% de participaciones en régimen matrimonial de gananciales del Instituto de Estudios Sociales, que fundó su marido. A su vez tiene el 27,5% de Consultores de Investigación Social, la otra empresa de Arriola.
Curiosamente su marido acaba de abandonar sus cargos de responsabilidad en ambas empresa dando paso a su hija, Amaya Vanesa Arriola Villalobos.
Celia Villalobos, que vive de la política desde 1986, ganó según su última declaración de bienes en 2015, 95.165,55 euros más 2.3336 euros del grupo parlamentario popular.
También percibió 10.573, 97 euros por arrendamiento de una vivienda al 50% en régimen de gananciales. Aquel año tenía 221.456,60 euros en el banco más dos viviendas, una en Madrid y otra en Torremolinos compradas en 1987 y 1992.
Lo que ha pagado el PP a Arriola en todos estos años es casi secreto de Estado y será difícil calcularlo.
Veremos si finalmente Celia Villalobos, que miraba ropa en tiendas online desde su escaño, insultaba a su chófer pagado con dinero público o jugaba al Candy Crash presidiendo el Congreso, se pasa a ser miembro ese club selecto de tertulianos que se llevan un pastizal para casa por opinar en La Sexta. Como diría su amigo: “Es el mercado amigo”.
